“También nos condena a
muerte
cuando Dios nos da la vida…”
(Camarón de la Isla)
Las desgracias usurpan sin piedad
el tiempo que tenemos por propio. El dolor anega la razón y ahoga la fantasía. La
angustia ciega la imaginación y ocupa violentamente el pensamiento. Y,
entonces, somos títeres con las cuerdas cortadas, buscando la salida de un
laberinto ciego. La alegría, con su hálito de jilguero, tiritando agoniza en nuestras
manos. Y, a menudo, perdemos otro jirón de la guata del alma, cada vez más
huera y cercenada. Existen cosas cuya utilidad desconocemos, como no sea avisar
de otras, que ni siquiera imaginamos. Y la vida, que nunca acaba bien, es un
fatal axioma.
12 comentarios:
Si no fuera por la belleza de tu lenguaje personal, este texto parecería propio de Schopenhauer.
Coincidís en el pesimismo y en la lucidez.
¡Haaaaaala!, Ángeles, que sólo soy un pensador de barrio.
Estoy de acuerdo con Ángeles en ese pesimismo y lucidez de tu entrada.
A mi me gusta pensar que aunque cuando estás en medio de la tormenta más negra y violenta resulta difícil darse cuenta, siempre, siempre acaba saliendo el sol.
Feliz domingo y mejor semana.
Un saludo
Bueno, Schopenhauer también sería de algún barrio, ¿no? :D
Sí, Conxita, eso que dices recuerda alguna de las frases de R. Tagore. Y, seguramente, si no fuese así terminaría muy mal todo el que sufre pero, la idea, es expresar lo que se siente, si puedes. Sobrevivir es siempre rutinario, o sea, lo que se suele hacer porque no queda otro remedio.
Gracias y un saludo.
Sí, Ángeles, probablemente lo sería, pero seguramente no tan "cheli" como el mío.
Pues sí que el título le va bien al post! :(
"Es la vida!" Oíamos de jóvenes... pero es sólo a partir de ciertas vivencias o edades que uno comprende aquello de "es la vida"
Sí, Zeltia, el tiempo y los hechos ayudan a entender. Pero entender no es lo mismo que resignarse, al igual que tampoco es lo mismo enseñar que aprender.
Pues sí, el Camarón de la Isla llevaba razón. Esta desgarradura de alma que escribiste, me pegó también. Y mira que ya casi estoy saludablemente optimista y recompuesta. Pero que fuerte escrito. Casi se me salen las de San Pedro, así que mejor me voy a leer lo de Thomas para recuperar la sonrisa.
:'(
Lo siento. No sé, pero imagino, por lo que denotan alguna de las cosas que escribes, que vienes de recorrer un desierto que nada tiene que ver con ese otro, tan bello en ocasiones, en el que vives. Y lo último que desearía es hacer daño, doñita.
Sí, es muy pesimista pero estoy de acuerdo.
Aún así se puede ser feliz a ratos, debe de ser una tendencia natural que tenemos y que nos ayuda a seguir aunque sepamos lo que sabemos y que la mayoría de las veces no pensamos.
(Te agradezco mucho tus visitas al segundo blog, como la segunda residencia, porque está tan desolado que da hasta miedo)
Palomamzs, estos segundos blogs, breves como es el tuyo, suelen responder a pensamientos cortos y más íntimos que duran el tiempo de una inspiración.
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