(Foto de José Luis Peña)
No descansa la vista de mirar,
que no se cansa. Ni la luz se cansa de lucir, que no descansa. A la vista y la
luz, que son buenas hermanas, las recoge en el campo la noche cegadora que
viene a ellas despacio, a sus espacios, y les pone, a veces, un edredón de
nubes gruesas para que se duerman; pero otras, las deja destapadas y las
estrellas del invierno, que son puntas de diamante y de escarcha, se les
vuelven punzones sacándoles escalofríos de lágrimas heladas. Y en esas
madrugadas, vista y luz despiertan siempre juntas, ateridas y abrazadas.
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6 comentarios:
un poema en toda regla.
bicos,
Eres muy amable, Aldabra.
Bicos.
I ♥ it
Thanks a lot.
la vista y la luz.
Nunca las había visto como "pareja" , aunque tú dices "hermanas", pero las habrá que se gusten más la una a la otra?
creo que ya hace mucho que no he visto una madrugada de diamante y de escarcha...
Estoy de acuerdo con Aldabra.
No es la disposición de los versos lo que convierte un texto en poesía.
Pues creo, Zeltia, que son inseparables, al menos, para quien ve.
A veces, las palabras obran en el lector efecto de poesía.
Gracias.
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