Putas y puteros son declarados pacientes de adicción al sexo; los drogadictos, usuarios de substancias ilegales, padecen síndromes de alteración de la conducta; incluso la gente de a pié, los de las cañas, el cigarrito y el café somos politoxicómanos de perfil bajo fácilmente reinsertables. Estamos todos muy malitos. Pero nada de vicios o pecados, todo tiene que ver con la genética o con el frenesí de la vida cotidiana. En fin, somos tratables. Pero no se le ocurra a usted ser virtuoso porque entonces podrían calificarle de integrista o fanático. Mejor todos mansamente enfermos, amansados. Todos con nuestras cosas.
3 de abril de 2011
En cualquier entrevista
- Bien, sin rodeos, a día de hoy y de cara a la próxima programación y en lo que viene a ser una apreciación aproximativa, básicamente, sobre el control parental que debieran, de hecho, ejercer los padres sobre lo que vienen a ser sus hijos, los valores que nuestras series vienen a trasmitir nada tienen que ver con la violencia sino, básicamente, con lo que viene a ser acción. Acción perfectamente adecuada a las edades que nuestro público infantil viene a tener, básicamente: nuestro target es el adecuado.
- Gracias, director, por lo que viene a ser su disposición a la respuesta.
Cuidadito con el carpe diem
El hombre, con su mortalidad, tiene un problema: el hecho de querer cobrarse por anticipado el precio de la muerte con el conocido “carpe diem”. El inventor del término nos da coartada para todo. Y cada generación ha aprovechado su día pensando que los que heredaran los problemas ya se preocuparían de su solución. El asunto es que, por nuestro efímero paso por la Tierra, ninguna generación tiene conciencia de que puede dejar problemas insolubles y, mucho menos, de que la suya pueda ser la última; y todos seguimos viviendo alegremente bajo ese estúpido slogan: “carpe diem”. Sí, tú ríete.
Al César lo que es del César
El jefe de las alturas, condescendientemente mudo como siempre, permite que ocurran las desgracias que los de las bajuras fomentamos con empeño. Pero lo cierto es que nunca hemos pensado que debiera meterse en nuestros asuntos y, mucho menos, que actuara de apagavelas antes nuestras brillantes ocurrencias pasadas, presentes y futuras. Así, los más provectos de entre todos nosotros, conscientes de la necesidad del progreso y de la conservación a ultranza de la vida, nos han convencido y nos convencen de que sus negocios son la única posibilidad de vida inteligente. Y todos, tan campantes, esperando justicia en las alturas.
Así no hay manera
Hay que reconocer que a la gente, ya desde la infancia, se le predispone contra la literatura. Y, claro, luego queremos cuatro ilusos que lean nuestras historias, que visiten nuestros blogs y que nos digan:
-Ay, qué bonito. Qué lenguaje tan variado, qué historias tan tiernas y qué desenlaces tan ocurrentes.
Pues no puede ser. No señor, porque ya en la escuela, cuando preguntábamos al profe:
-¿Qué es el principio de Arquímedes?
-Pues veréis, hijos, Arquímedes era un sabio griego que…
-Buah, no se lo sabe.
Y si aquellas premisas se daban entonces, de lo de ahora ni te cuento.
El bohío
Las caricias en las manos,
las fechas en los libros,
los viajes de ahora y los de antaño,
los recuerdos comunes del cariño,
las historias repetidas que siempre nos contamos,
el calor de este bohío sentimental
cada día me conmueven más,
a mis años.
Tan común todo, tan cariñoso, tan sensual.
Tan propio, creo yo, de los seres humanos.
1 de abril de 2011
Soplando al viento
No sé si a la rapidez se le confunde con la efectividad o viceversa; y tampoco, si al conjunto de ambas, mal remuneradas, se le llama competitividad. Pero, pensando en esto, imagino que todo va en contra de la literatura. Y, yendo contra la literatura, va contra el pensamiento. Porque el pensamiento huye del apremio y, por barato que sea el ejercerlo, poco tiene de competitivo lo que te impulsa a cuestionarte, por principio, la utilidad de lo que haces. Así que, mecido en esta paradoja, me duermo escribiendo, como de costumbre, las cosas sin interés que me sacian.
El avispero seco
Perdonar las injurias, ésas que uno no supo perdonar en el calor del momento, que era lo suyo, y que el tiempo consecutivamente degradó en malos quereres, en miradas esquivas, en rencores inútiles y al final, inevitablemente, en matracas olvidadas, en tediosos y ridículos recuerdos. Perdonar las injurias, como si éstas no terminaran, para bien del ofendido, por absolverse solas. Puede que esos ultrajes, que nos sofocaron un día, otro terminen por mostrarnos lo inútiles que somos, por avergonzarnos, lo mismo que abochornan las tantas tontunas que hicimos en la vida. Recordar las injurias: no hay nada más cansado.
La muga de los días
Las madrugadas son evocadoras. Y es difícil delimitar el momento en que se acaba el día viejo y empieza el nuevo; también el decidir si prefieres dormir o soñar, descansar o escribir. Porque ya ignoras donde está el reposo, si en descubrirse o en ocultarse, si en pensar o en darle tregua al pensamiento hasta otra luz. Pero las noches, insondables periodos para el niño, se vuelven cortas, brevedades oscuras, para el que, cavilando, desearía que fueran paréntesis interminables y profundos. Mas apenas duran un suspiro, como aquellos recreos gozosos del colegio que a uno siempre le parecieron cortos.
31 de marzo de 2011
Hombres fatales
Los que van de rufiancetes, depredadores de señoras, cuando por una vez les sale mal la cosa, hay que ver cómo se ponen. Oye, que se maquean de perros vagabundos y moquean dignísimos al mundo un sentimentalismo de cuya carencia siempre se jactaron. Y su abandono lo revisten de poesía, y llega a verse tan bonito al desgraciado, que hasta las más reacias se vuelven comprensivas y, a poquito, más de una se prestaría al maternal consuelo y luego al otro. Desde joven, me pregunto si no será una añagaza golfa el mover a compasión a las mujeres.
29 de marzo de 2011
Copago
Copago, otra palabra de político. Son geniales. Ahora proponen el copago en la sanidad y en la educación. Pero, ¿quién paga ya ambas cosas? ¿No son los ciudadanos? Pues parece que no. Da la impresión de que son ellos quienes nos las procuran y ahora reclaman la cooperación ciudadana porque, los pobrecillos, no saben de dónde sacar para tanto regalo. Lo malo de estas palabras es que las asumimos y las usamos con normalidad y, así, aceptamos el engaño que encierran. Los ciudadanos pagamos todas las rondas en esta fiesta, no hay quien las copague con nosotros.
19 de marzo de 2011
Personas humanas
Los antiguos, que al parecer tenían la guasa por terapia aleccionadora, llamaban a la redundancia: “albarda sobre albarda”. Y no lo hacían porque pensasen que la persona que la practicaba fuera friolera, sino, más bien, por llamarle lo que les parecía sin mentar al animal.
Y esa castiza denominación suele venirme a la cabeza cuando, en los medios de comunicación, escucho a algunos referirse a “las personas humanas” para designar a sus semejantes. Y es que, llamar humanas a las personas, no viene al caso, aunque, a veces, pueda venir al pelo calificar de inhumana a más de una.
17 de marzo de 2011
El escritor
Don Salvi, cargado de condescendencia, le explicó al niño cumplidamente, como correspondía a un maestro con tradición y con principios, lo que era la redundancia, el circunloquio, las frases hechas, las expresiones rimbombantes, los epítetos improcedentes, el lenguaje recargado, los eufemismos artificiosos y algunas otras cosas más de gran utilidad para el que escribe.
El niño se rascó la cabeza mirando al papel. Don Salvi preguntó:
-¿Has entendido?
- Don Salvi, me parece que es usted un poco manta –replicó el muchacho.
- Y, entonces, ¿cómo piensas escribir con propiedad lo que tienes en mente?
- Con mi cerebro pensador –dijo el muchacho.
-¿Has entendido?
- Don Salvi, me parece que es usted un poco manta –replicó el muchacho.
- Y, entonces, ¿cómo piensas escribir con propiedad lo que tienes en mente?
- Con mi cerebro pensador –dijo el muchacho.
La paciencia
El tiempo, del que los yanquis dicen que es dinero, es, sin embargo, cosa gratuita. Es el mejor regalo. Por ejemplo, el tiempo que dan algunos padres a sus hijos es clave para su educación. Pero los adultos, paulatinamente más idiotizados por este sistema de vida que nos arrastra, regateamos el tiempo más que ninguna cosa. La paciencia, que esencialmente es un regalo de tiempo, escasea. La paciencia, prestada a los demás o autoconcedida, nos permite comprender que nuestros actos raramente son éxitos y, aun así, son tan limitados y parciales que, casi siempre, más se asemejan a fracasos.
16 de marzo de 2011
Apocalipsis
Hoy se ha utilizado una palabra y no uno de esos circunloquios eufemísticos que triunfan en todos los medios informativos. No hemos tenido que oír, por ejemplo: “limitado contratiempo previsto por los protocolos de emergencias”, o “incidente de efectos controlados que redundará en mejoras de la seguridad en un futuro”, o “sólo se trata de una enriquecedora experiencia que no hará sino poner en valor el incremento de la viabilidad en las instalaciones nucleares avanzadas”. No, ha aparecido un tío, ha mirado a la cámara, y ha dicho: esto es un apocalipsis. Y, coño, por una vez, nos hemos enterado.
15 de marzo de 2011
Educar en valores
No fui consciente de que me educaran en valores. Pero es que, en aquella época, no se propalaba lo que se hacía, ni se ennoblecían los quehaceres educativos ordinarios con palabras de pomposo diseño. Quienes hablan hoy de educación en valores dan por sentado que los tales valores existían entonces y se han perdido ahora. Pero, recapacitando sobre mi educación, concluyo que en mis tiempos, más que en valores, fuimos educados en temores. Hoy aquellos temores se han perdido y puede que, con ellos, se esfumaran también los supuestos valores de los que dicen que la gente joven adolece.
13 de marzo de 2011
También la rebeldía se marchita
Últimamente todo le daba igual. Se había entregado. En otros tiempos, le hubiera encontrado a todo alguna excusa, algo plausible que tapara lo oneroso, algo que, momentáneamente, disfrazara de buenos propósitos aquella vergüenza inadmisible que siempre negó. Aceptó, por primera vez, la trillada idea de que la vida no era lo pactado. Reconoció que, durante mucho tiempo, se resistió a asumirlo e incluso lamentó su beligerancia frente a los que llamó pesimistas y agoreros. Pero cuando, finalmente, tuvo la humildad y el valor de aceptar la verdad, se sorprendió, a la vez, de que ya ni se le ocurriera rebelarse.
11 de marzo de 2011
Depresión, mal de la inteligencia
¿Tendrá nauseas el cerebro? Y, si las tuviera, ¿qué las produciría? ¿Podría ser el miedo a un vacío que trasciende las vísceras y que, huyendo de ellas, se aloja finalmente en la mente? ¿Podría ser un sentido que no está definido y que carece de órganos que lo canalicen y lo justifiquen? ¿Será esa extraña sensación, tan general y abstracta, lo que los psiquiatras llaman depresión?
En cualquier caso, creo que las personas podemos sentir cosas para las que no estamos preparadas. Como si nuestras funciones superaran a nuestros órganos, como si captásemos más de lo que podemos entender.
6 de marzo de 2011
Madrid majara
Madrid morada muda, mansión mínima, mojarrilla menuda, manceba mentirosa, mansa monjita mística, maciza mantenida, madama manejable, morita misteriosa, mulata miracielos, melosa morenita, modelo mondacimas, meretriz madurita, muchacha mimosa, multirracial, mestiza, madrastra mustia, memita marchosilla, mendiga macilenta, mendaz mosquita muerta, matrona, morosa, mímica, maliciosa, mariposa maligna, maja mohína, magma malévolo. Mantienes mil malhadadas musas. Madrid, madre molestadora, mezquina muela mezcladora, mafiosa mascarada, monumental majada, ministerial mejunje, moldura metropolitana, madriguera manchega, mondo marjal, museo marchito, mera mensajería marginal, momio municipal, metálico madroño, matonería mermada, morbosos monises, manicomio móvil, monederillo mercantil, mecenas misantrópico, murga macarra. Mantienes, Madrid, mil malos modos. Me mareas.
5 de marzo de 2011
Sin certeza

Sí, pero no

2 de marzo de 2011
Crema americana

26 de febrero de 2011
Pongámonos en valor, please

-Los bichos y las plantas.
-¿Y la riqueza hídrica?
-El agua.
-¿Y la gastronomía?
-Los huevos fritos con migas que nos hemos comido.
-¿Y el patrimonio histórico?
-El castillo del pueblo.
-¿Y el acervo cultural?
-La fiesta que celebraban.
-Y, quién es la enología.
-No es una persona, se referían al vino.
-Y el ambiente rural.
-El pueblo donde hemos estado.
-Y por qué hablan tan raro.
-Porque les parece que así las cosas son más importantes.
-¿Cómo cuando tú dices que trabajas en seguridad y mamá en logística?
-Muy bien, hijo. Lo has pillado.
Dios es grande

16 de febrero de 2011
Cadencias imprevistas
14 de febrero de 2011
Como el pez en el garlito
12 de febrero de 2011
Conversaciones inacabadas
-La atómica no, la nuclear.
-¡Qué confusión tan injustificable!
-Aunque los nombres parezcan similares, son distintas. Y, si entramos en la física de partículas, ni te cuento.
-¿Y también hay física molecular?
-Bueno, eso ya es otro mundo.
-Y yo que relacionaba la física con las matemáticas.
-Sí, pero eso es la física teórica y la de la materia condensada, siendo ésta última la que a más físicos reúne, bien en sólidos, líquidos o superfluidos.
-¡Ondiá!
-Y luego tenemos la astrofísica, la biofísica y…
-Vale, vale. Ya, si eso, hablamos otro día con calma.
Ahora
5 de febrero de 2011
Autoestima

Con el tiempo, se enteró de que, a eso, lo llamaban autoestima baja. Dos palabras para decir desconfianza guapamente. Para definir la identidad propia como extraña. Y, ¿cómo no había de serlo la mismidad que, generalmente, defrauda?
Y se dio cuenta de que escribir era una manera sobada de improperio, de, sin confesarlo, decir taimadamente lo que no se quiere. De, liberándose, ser un egoísta cultivado.
Neolector
Así que, últimamente, leo más. Si, por leer, se puede decir que leo algo. Porque, sinceramente, fui siempre soberbio: pocas cosas leí que me gustaran, excepto de pequeño. Y entonces, seguramente, por la novedad. Por esa que, para el niño, es la maravilla escrita recién vocalizada.
Pronunciar sílabas, de cuadernillos o de rótulos, mientras te chocabas, absorto en tu emoción, con las farolas y con todo.
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