El local es demasiado pequeño
para llamarlo cafetería. Dos camareros en mangas de camisa se afanan por tirar
cafés y servirlos rápidamente con churros, porras y bollería. Los clientes son
madrugadores, presurosos y cambiantes porque el local está frente a un centro
médico. Tras de los análisis de sangre matinales, viene el desayuno. Es un
local como los miles que pueden encontrarse en cualquier rincón de España. Sólo
un cartel lo diferencia, escrito a mano en un pequeño pizarrín: “No hay zona
WIFI, hable con la gente”.
31 de agosto de 2015
Escrito con leche
Lino lo escribió luego con leche
de oveja en una pared, negra del humo.
Perseguido por un lagarto enorme,
descubrió en la noche el santuario. Acosado por el reptil, entró en él.
Torpemente intentó cerrar, pero las puertas no cedieron. El pastor cayó extenuado
ante una virgencita de madera iluminada por lámparas de aceite. Apenas pudo
suplicar: ¡Ampárame!
El ardacho alcanzó las
jambas de la puerta justo cuando ésta se cerró tan violentamente que el animal murió, en dos partido.
Y así quedó la historia del tío
Lino y el lagarto Zagalito, escrita con tinta de pastor.
28 de agosto de 2015
Amores librunos
“Hallador Prudente, y Savio muy quien tu Seras
pero si este livro hallares asu dueño le bolveras y si no supieres mi nonvre yo
telo pondre áqui, Felipe me llamo de nonvre para la Virgen Servir, Soriano de
apellido para por Cristo Morir. Zafra y Novienvre 16 de 1781”
Encontré hace poco este peculiar
registro de la propiedad de un libro y del afán del propietario por recobrarlo
si lo perdiera. Seguramente son significativas estas palabras sobre la
mentalidad y cultura del propietario. Pero la donosura con que están escritas
me hace dedicarle este artículo dedicado a los “Amores librunos”.
El libro fue publicado en 1722,
así que seguramente no fue Felipe Soriano, de Zafra, su primer propietario,
pero sí el más celoso de su posesión.
Difuminación personalizada
¿Nos conducen al individualismo,
al rechazo de todo compromiso social, a la instrumentalización propia, ajena y
del entorno?
Asentimos embobados al milagro, a
la maravilla de sentirnos únicos y originales, distantes ante cualquier
relación, ilusionados por creer manejar cuanto acontece desde nuestras
maquinitas.
Los medios nos despistan, no
ayudan a la concentración, sino a esa gloriosa dispersión del pensamiento. La
idea es desperdiciar el potencial, desvanecerlo en legiones que sirvan mesas,
pongan gasolina, hagan de teleoperadores o revoloteen, en una esclavitud
actualizada, entre las estelas de una economía siempre ajena. Inanes, cada día
más difuminados, obnubilados por nuestra autista mismidad.
20 de agosto de 2015
Viajando a la misma zona
Tras el veraneo de los pudientes
a comienzo del siglo pasado, la prosperidad trajo el ansia por viajar y, años
después, las vacaciones generalizadas.
Hoy la creativa industria del
turismo nos regala expresiones para llamar a lo mismo de otro modo y convencernos
de nuestra singularidad al elegirlo: “Escápate”, “Desconecta”, “Relájate”,
“Recarga pilas”, “Cambia el chip”, “Siéntete libre”, “Cambia de vida”,
“Piérdete en la Naturaleza”, “Vive algo distinto”, “Aventúrate en lo nuevo”…
Lástima que tanto afán individualista
y tanta autocomplacencia engañosa tengan como denominador común esta triste
pregunta que nos desenmascara:
-
Por favor, ¿dónde está la zona WIFI?
Molinos de tiempo
En aquellas planas pendían
paralelos los renglones. De arriba abajo, de izquierda a derecha. De ayer a
hoy, de hoy a mañana. Y con el constante gotear del tiempo los monótonos días
del aprendizaje mudaron, sin que él lo percibiera, en aquéllos otros que llenó
de tedio la experiencia. Como si el tiempo fuera únicamente cama de
entrenamiento para la rutina.
19 de agosto de 2015
Simbiosis
Simbiosis o vida conjunta.
Extraña mutualidad que, a veces, se da entre seres vivos, no sólo de distinta
especie, sino de la misma con el mismo o diferente sexo. Y todo esto no es sólo
cosa de nutrientes, pues si los biólogos superasen su visión, tan limitada y
pobre, esa del intercambio, observarían concepciones superiores, mucho más
generosas, en las que ambos seres sin necesitarse, orgánicamente hablando,
tuviesen sus vidas mucho más ligadas por el verbo, que cristaliza en
sentimientos e ideas altruistas, que por la necesidad egoísta y perentoria.
Pero esto, por desgracia, está aún muy lejos de estudiarse.
Los ríos niños
Los ríos, cuando nacen, son niños
juguetones que bajan de los montes riendo entre las piedras. Son colaboradores,
pequeños y eficaces y no paran de fundirse unos con otros. Pero a medida que
disminuye la inclinación de su pendiente pierden las ganas de jugar y el
alborozo. Ganan caudal y amortiguan su ruido. Y discurren ya casi silenciosos,
como si se volvieran taciturnos, hasta que se diluyen mansamente, perdido todo
empuje, en la raya invisible que los adhiere al mar.
Y queda para siempre el canto de
los ríos niños en la acogedora vejez de las montañas paridoras del agua.
18 de agosto de 2015
El tiempo se mide a sí mismo
Duradero y barato, pese a no ser
de serie. Este adelantado a la ecología, sin batería, mantenimiento, cuerda ni
mecanismos, es resistente a lo que mide. Y, tras cientos de años funcionando,
se puede asegurar que jamás adelantó o atrasó una milésima de segundo.
Pesado para llevarlo en la
muñeca, de eso y de que no funciona por la noche ni en los días nubosos, se
valieron los suizos que son mercaderes observadores e ingeniosos. Pero las
noches, para su relojero, eran seguramente monopolio de lobos y, en los temporales,
mejor quedarse en casa. Medía otros tiempos, tiempos humanos sólo.
30 de mayo de 2015
Mirar sin ver
Te observa. Tú miras sin ver
porque, como de costumbre, miras precipitadamente, porque tu ansia espera descubrir
vorazmente el movimiento, porque piensas que tu presencia espanta, porque crees
que el escape es siempre una acción e ignoras que, a veces, la quietud es la
mejor escapatoria. Pasarás de largo y será tu torpe mirada, una vez más, la que
no distinga sino bultos y dejarás atrás el detalle porque la forma más frecuente
de ceguera es la prisa.
12 de mayo de 2015
Poda e injerto
Parece que la política ha tenido
siempre, entre otros fines nobilísimos, gran eficiencia para blanquear delitos.
No por esto cabe pensar que los políticos sean delincuentes, la mayoría son
sólo encubridores. Y mientras es lícito que muchos se declaren no culpables de
crimen alguno, no lo es el que no asuman la responsabilidad de lo que hicieran
sus subalternos. El desconocimiento de las propias responsabilidades no exime
de su cumplimiento y alegar ignorancia es asumir el descontrol.
Los votos difícilmente cambiarán
la deriva económica de Europa, pero es fácil relevar con ellos a delincuentes y
cómplices activos o pasivos.
6 de abril de 2015
La incontenible recuperación
A tenor del optimismo del
gobierno por este decrecer sin precedentes del desempleo, que nos pone a la
cabeza de la recuperación económica de Europa, me he planteado cuáles son las
empresas más punteras de España. Ha sido un gran reto.
Tras contrastar exotéricos datos
macroeconómicos y vanguardistas teorías de sesudos economistas, he ido
descartando sucesivamente: la investigación, la tecnología, la medicina, la
farmacia… y hasta, con dolor, el mismísimo deporte. Y, finalmente, me he caído del
guindo. Nuestras empresas más avanzadas y punteras son: la Semana Santa, la
Navidad, la Semana Blanca, los carnavales y el mes de agosto.
23 de marzo de 2015
La profanación
Dolía ver las puertas reventadas
y la casa revuelta. Aquella profanación de las reliquias de un ser anónimo
producía piedad propia y nostalgia ajena. Poco pudieron llevarse de valor.
Por dentro estaban desparramadas sus
pertenencias, los armarios registrados, los utensilios tirados por doquier y,
todo lo que un día sirvió, yacía ya sin dueño, utilidad y sentido, sobre el
piso.
Por fuera, una grieta rajaba la
pared, el tejado quería vencerse, el pilón seco se resquebrajaba, las parras
avanzaban alocadas, la caseta del perro sin eco de ladridos.
La estela de otro solitario se
difuminaba en abandono, rapiña y olvido.
21 de marzo de 2015
La justicia
-¿No temes que te engañe el director del banco con esas
triquiñuelas legales de la letra pequeña?
-Si lo hace, no vivirá para contarlo.
-Pero, ¿lo dices en serio?
-Totalmente.
-Pero, la violencia es condenable.
-Ya lo sé.
-¿Entonces?
-A veces, es necesaria.
-¿Por qué?
-Porque el que roba ha de tener miedo y el robado derecho a
defenderse.
-Pero, ¿no confías en la justicia?
-¿Tienes un mechero?
Le di el mechero y, mi amigo, lo encendió y se puso a buscar
a gatas por el suelo, bajo la mesa, debajo de los muebles.
-¿Qué buscas?
-La justicia.
18 de marzo de 2015
Las huellas trituradas
Los viejos caminos, hechos de
huellas trituradas, son un puré de polvo finamente amasado por pies, patas,
pezuñas, uñas, carnicoles, cascos, herraduras, zarpas y garras, suelas y rodaduras. Discurren
bajo un túnel enigmático, invisible y transparente, de un éter muy sutil emanado
de pensamientos y deseos, afanes e ilusiones, rencores, odios, venganzas,
caridades y amores. Y su subsuelo esta calado de infinidad de filtraciones:
esencias saladas de sudores, orín de muchas guerras hecho de sangre seca y
esqueletos majados, humores y aguas negras, sales y óxidos y secretos podridos
que, perdidos los testigos, se diluyeron en misterios mudos y olvidados.
17 de marzo de 2015
La chica de ayer
Los trazos desvaídos en la
piedra, indican que, la chica de ayer, es ya de un anteayer que los días
ajaron. Aunque también cabe que aquel amor fraguara y persistiera. Tal vez, la
chica de ayer, sea hoy feliz con su devoto enamorado de entonces, embelesado pregonero
de su amor en las piedras.
Piedra, hierba y tinta. La piedra
permanece, la hierba se renueva y la tinta se difumina con el tiempo. ¿Qué
símbolo de los tres le cuadra al amor: la permanencia, el cambio o el recuerdo?
Puede que los tres valgan. ¿A
usted qué le parece?
14 de marzo de 2015
El alférez de la primavera
El almendro es el alférez de la
primavera. Aunque las hirsutas aliagas quieren quitarle la primacía del color
algunos años, pocos lo logran. Las pertinaces aulagas intentan amarillear,
desde cada febrero, las laderas. Pero la bandera blanca del almendro comunica
alegría y la gualda de la modesta aliaga es menos luminosa. El almendro, a más
de en las laderas, se extiende por doquier y su flor cuaja espesa, en cuatro
días, rebosando las ramas. Y, al caminante, al ver la pujanza del almendro, le
llena la felicidad y le nace por dentro la ilusión de empezar otro ciclo de
vida.
El tantán
De aquel sonido telúrico, ronco y
vibrante, del tantán, hemos pasado a estos cilindros silenciosos y a las agujas
de imponentes antenas. Del eco antiguo del tambor, siempre inquietante e
incierto, o del vibrar de la campana avisadora que llamaba a rebato, hemos
llegado a la comunicación certera, directa, personal y, dicen algunos, que
adictiva, que se sustenta en las radiaciones electromagnéticas. Cada uno de
nosotros somos ya una antena. Era más misterioso el monótono ritmo de la selva
pero, os aseguro, que a mí estos nidales silenciosos y estas moles siniestras
me dan miedo. No puedo remediarlo, me asustan.
Mirador
Alguien, en un roquedo sobre la
depresión del Henares, ha construido un mirador. Todo material de vertedero: maderas,
tejas, mosaicos, azulejos, ladrillos, ferralla y quincallería abandonada. Lo
descubrí un día brumoso.
Subo a menudo y, quizás, un día
localice al desinteresado arquitecto de lo abandonado y pueda hablarle. Puede,
también, que jamás sepa de él y que las razones de su obra permanezcan tan
ocultas para mí, como para él mi admiración y mi sorpresa. Pero la impresión de
su obra surgiendo del breñal, delicada y anónima, iluminó, con un haz de
ilusión, aquella mañana yerma de niebla escupidora.
9 de marzo de 2015
Atochas
Las atochas son más conocidas
como espartos y hasta hay quien les dice berceos. Ilustre apellido, como veis
pegado a la tierra, de uno de los fundadores de la lengua castellana en tiempos
del Mester de Clerecía.
Un antepasado mío fue espartero,
no era el general. Y uno de sus trabajos era recoger atochas para hacer suelas de
alpargatas, sogas, estropajos y otros aditamentos propios de las tecnologías de
su tiempo. Los barrancos de esparto se alquilaban y mi antepasado llegó a ser
denunciado por coger atochas de barrancos ajenos. Algo así como robar hoy los
secretos de Silicon Valley.
On your own risk
“El dueño de todas estas tierras”
ha hecho un pasquín, a mano, prohibiendo la caza del corzo en sus dominios. Se
ha valido de una tablilla legal, un poco desvaída sí, pero de las que la ley,
anónima, como todas las leyes, se sirve para poner puertas al campo.
Tenemos aquí una advertencia
cierta y autógrafa y cualquiera que se aventure a desafiarla puede enfrentarse
a una malaventura o, tal vez, al silbido incierto de una flecha. El corzo, en
estos parajes, tiene un protector desconocido que puede llegar donde no llegan
las normas oficiales del desvede. El que avisa…
Acuartelamiento del Príncipe (Patio de armas)
No hay voces ni saludos. Ni militares,
ni toques de corneta. La guardia cambió hace mucho tiempo y no tuvo relevo. Cuelgan
del viejo muro nombres, algunos desvaídos, de batallas remotas y olvidadas. La arcada
principal está cegada, vedada con alambre su memoria galana de altivos jefes y oficiales.
El almohadón del tiempo enmudeció los ritmos monocordes de cada batallón. Todo
ha quedado huero, sin reverberación alguna de significado. Ventanas con los
cristales rotos, cables colgantes que cortocircuitan los recuerdos… Y uno se
pregunta si el destino de todo soldado no fue siempre el más deslumbrante
olvido.
14 de febrero de 2015
Tentaciones del desierto
Los lugares donde sólo queda el
paisaje son desiertos. Quien los conoció habitados los mira con recelo, sabe
que son las bambalinas de un escenario abandonado y vacío de actores. Teme que
los últimos moradores, viejos conocidos, aparezcan por donde solían y le animen
a desvanecerse como ellos. Es consciente de que la memoria es también una
llamada a los espectros y que aquéllos podrían responder y que, si no hay
testimonios que lo avalen, es porque el añorante nunca regresó. La evocación
puede rumiar en su poderoso abomaso a quienes sin precaución la concitan. Os lo
advierto.
Teorema del amor
Existe la creencia de que el
amor, como los electrodomésticos, es un consumible cuya caducidad dicta la
pasión. Sin pasión no hay amor, se asegura. Pero, con pasión, tampoco tiene por
qué haberlo. Así que, fiar en la pasión, no parece sensato.
Quizás el amor sea más parecido a
un rompecabezas para dos, con tantas piezas que se tarde una vida en
completarlo. Las piezas iniciales del enamoramiento son fáciles de hallar,
basta con dejarse llevar, pero también hay muchas otras escondidas, en cuyo
acoplamiento, aparecen sentimientos nuevos que, latentes, florecen
paulatinamente y crean adicción a ese teorema inconcluso del cariño.
12 de febrero de 2015
Mente fría
Mientras contemplo la bambolla de
ese acantilado que otea el mar sin esperanza y admiro el ocre camelote de la
tierra tiznado de cinarras, tercamente silba entre la fusca el zarzagán helado
de la sierra. En días como éste, el viento norte cambia de sitio los neveros y,
a lo lejos, suena como una bramadera en las rompientes.
Añoro los días calmos de la
primavera cuando las balsamitas amarillean entre los escombros del gran cerro.
Pero hoy el biruji transparente taladra gabanes, vacía palabras y atenaza todo
pensamiento excepto uno: “Vete a casa”.
El raso azul del cielo engaña
mucho.
Profanador
Una sombra disonante corta el
suelo. Oscura, alargada y traslúcida, cambia, a su paso, el tono de las piedras.
La inesperada silueta quiebra sin prisas un limbo ciego, sordo, callado,
brumoso y recién soleado. Busca el tributo del crúor que, tras el estampido,
manchará la virginidad incruenta de otro amanecer. Es un eclipse diminuto y
momentáneo, una mancha rapaz en la luz que entenebrece el campo, un borrón
macabro que asusta repentina e inopinadamente al profanador.
10 de febrero de 2015
Crup
Les decían chorlitos a los
carámbanos. En otros pueblos les llamaban calamocos. Cuelgan de los tejados como
colmillos que afila cada noche la lima sorda del frío de la sierra. Una
escofina cuyos dientes son duros y helados como puntas de estrella.
-¡Chicos, no
os comáis los chorlitos que dan garrotillo!
Todos daban la advertencia por
certera. A la difteria, que mataba por sofocación atacando la garganta, le
llamaban en los pueblos garrotillo (tal vez, diminutivo burlón del garrote vil)
y también crup, probablemente de croup, palabreja que se dejaron por aquí los ingleses
en la Guerra de la Independencia.
3 de febrero de 2015
Infundios
Los demonios carecen de compasión
y de vergüenza. Su misión principal es confundir. Zascandileando, todo lo
embrollan. Ante sus acciones primero viene la sorpresa, luego la suspicacia,
después la duda y, por último, la parálisis.
- “Para qué vais a hacer algo, si
todo es igual, si todo da lo mismo.”
Y los diablos, que no pudieron
ser deidades pero que tampoco se resignan a ser humanos, emplean su
mefistofélico talento en enredarnos.
No me hagáis mucho caso pero,
ahuyentados por los exorcistas, dicen por ahí que han dejado la cosa religiosa
y, muchos, se han metido en política. ¡Diantres!
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