5 de octubre de 2011

Las cosas que guardamos

Aquellos hijos, ya maduros, de quienes hubieron de marcharse a Cataluña, se han vuelto realistas: se han desprendido de la casa del pueblo. Ya no vive nadie a quien su decisión mortificar pudiera. Los recuerdos son tal vez para eso, para que estén a 500 kilómetros y así la distancia, que es un tipo de frío, los preserve. Tenemos un afán por conservar, hasta el olvido, lo que ya nunca usamos, por el temor infantil a necesitarlo y no tenerlo. Pero lo acumulado, por ese por si acaso, yace por los rincones de la casa, desnervado, y hasta tememos encontrarlo.

25 de septiembre de 2011

Sin descanso

Tus piececillos son zarzas
que acarician mi memoria
y al rozarlos por la noche,
sin descanso,
me acuna un amor de novia.
Tu piel me huele a suspiro
y tu aliento a hierbabuena
y te miro cuando duermes,
sin descanso,
como el sol mira a la arena.

El tono

No recuerdo los cuentos que me contaron de pequeño. Pero sé que algunos me contaron, porque el tono en la voz de contar cuentos era muy distinto. Así que algunas veces, cuando escribo, quiero imitar el tono aquel para que sobrevuele al silencio de las letras, para que el que las lea se convierta en el único y personal receptor de mis historias. Y así, si quienes leen lo que escribo lo notan, se sentirán tranquilos en medio del océano de la desesperanza, protegidos, y se dormirán en el seno cálido de un cuento: el tono mágico de los cuentacuentos.

La madriguera

No sabemos lo que somos. Vivimos instalados en la parte afectiva de la vida que mejor conocemos. En ese lugarcito queremos vivir, ignorantes e ignorados voluntariamente, y sentirnos tranquilos confundiendo a la larga la parte con el todo. Y la intuición, que es un sentido que desarrolla el tiempo, hace que, con los años, ni aun callados nos sintamos prudentes, ni aun escondidos nos sintamos ocultos, ni aun con salud nos sintamos bien, ni aun amados nos sintamos felices, ni aun con dinero dejemos de ser pobres. Porque casi todo, al fin y al cabo, nos lo fraguamos cada día.

24 de septiembre de 2011

El santico

Unos cuantos, que se resisten al olvido, han ido al pueblo y han sacado a pasear al santo. Y cuatro se han echado a los hombros al santico, para que no perdiera detalle, y le han llevado a que viera lo que queda del sitio.
El santo nada ha dicho, pero el paseo entre la tierra seca y el cielo algodonoso les ha sentado bien a sus devotos, que se han sentido acompañados poblando, por un rato, el vientre ajado de una madre vieja: su Castilla.

El último día del verano

Desde el horizonte profundo de la noche comienza su leve claridad a romper el silencio de lo oscuro. Le ladra un perro y dos gallos le retan. Y las estrellas enseguida se desconectan una a una, sin que pueda notarse el exacto momento en que se ocultan. Con su vaho templado mueve en el campo el visillo liviano de las brumas. Llega sin prisas, tranquilo y sosegado pero, aún así, alborota a los pájaros chillones. Con paso regular y lento, de buhonero viejo que va y viene, asoma por la puerta de la mañana nueva el último día del verano.

18 de septiembre de 2011

Abandono

He acariciado con la vista las piedras olvidadas, los caminos perdidos y las sendas cerradas, el agua de regatos y las bardas de adobe de cien pueblos hundidos. Me duelen los eriales perdidos, ahítos de zarzas, y los despoblados. Me gusta imaginar el esplendor de las quintas en ruinas, dormidas por el paso del tiempo y el sordo abandono de los hombres. Y quiero imaginarme lo que todo pareció en otro tiempo, antes de que el aullido de las sirenas sacara a la gente de sus pueblos y les hiciera piezas de otro mundo que ni entienden ni gobiernan.

El Cubo de la Tierra del Vino


-¿Pasan muchos caminantes?
- No.
- El dueño de este bar hacía fotos a los que pasaban.
- Sí, pero lo vendió y se fue.
- ¿Y don Tomás? ¿Sigue de párroco o se jubiló?
- Murió hace años.
Los dos, que pasaron por allí hace ocho años, terminan sus cafés y se van sin su imagen de entonces, sin sus testigos y sin saludar al cura gruñón que les convidó a cenar. Salen despacio, mirando cada esquina de la callejuela principal de El Cubo de la Tierra del Vino y, sin comentarios, enfilan por la autopista hacia Zamora.

Un recuerdo para Antonio

Antonio es un viejo pastor casi nonagenario. Vive despacio en el camping de Manzanera. Compró una caravana con un avance casi nuevo. Paga cien euros al mes a la patrona. Come a sus horas que, como son suyas, no coinciden cada día con esas otras, propiedad del reloj. Se ducha cada quince días, como mucho, y habla, si tiene compañía, con esa regularidad tranquila del que tiene un calendario interno inasequible a los órdenes que rigen las vidas de los otros. Como un hidalgo de las flores silvestres vive en su casa de lona y plástico Antonio el solitario.

12 de septiembre de 2011

La experiencia

No sé qué significa experiencia, no sé si es una turba de chiquillos sudorosos jugando, o si tiene que ver con el alarde juvenil irreflexivo, no sé si con el orden temeroso de la gente madura, con la monotonía tediosa de los viejos o con el silencio en el mirar de los ancianos.
Quizás sea sólo una práctica en repetir las cosas, haciéndolas cada vez de una manera, y sin saber nunca, con certeza, si nos estamos siempre equivocando y la experiencia sea únicamente la flor sobada de la ignorancia repetida. Me fío un poco más de la prudencia.

9 de septiembre de 2011

Esos seres enigmáticos

Mirando al impávido carnero, me asombran sus cuernos retorcidos, la antojera negra sobre su ojo de reptil, su testuz amochada color tierra, los ambiciosos orificios nasales, su hocico rosa, las orejas lacias como hojas de lechuga y amarillenta la barba al alejarse de la capa blanca de la cara. Si no fuera por su condición animal y rotunda, podría resultar enigmático. ¿Qué pasará por la cabeza del carnero? Pero ese pensamiento sería más adecuado para los gobernantes que, sin tener, aparentemente, ornatos retorcidos, tienden irremediablemente a decir una cosa y hacer otra. Seres enigmáticos, no es por comparar.

Volando voy

Sones de la guitarra que mudáis los vientos,
voces al cante que paráis la tierra,
castañuelas y palmas que movéis relojes
y bailaoras que encantáis culebras.
Dejadme subirme con vosotros
a ese potro salvaje del flamenco.
A ése que sólo se deja acariciar por los gitanos,
a ese potro que respira lamentos.
Que, aunque yo nací payo,
quiero volar también al firmamento.

7 de septiembre de 2011

Ceniza y paja


- ¿Hay amor más bello que el amor de toda la vida?
- ¿Cuánto tiempo estuvieron casados?
- Estuvimos casados siempre. Él era un hombre grande, poderoso, como deben de serlo todos los hombres. Y me amó y yo le amé hasta morir. Pero dos años no son consuelo para mí. Siempre le guardaré luto. Era la razón de toda mi vida: un hombre bueno.

El luto del amor es siempre paja.
El resto del cariño son trigales segados.
El humo de la desolación,
de los montes quemados.
Ceniza y paja.
El luto del amor es ceniza y paja.

Cubata

El barman, después de añadir el Bacardí a los cubos de hielo, vierte la Coca-cola suavemente y agita con dos toque certeros la mezcla con una aguja gruesa de metal. Y, antes de echar en la ancha copa la cuña de limón, roza metódicamente con otra corteza todo el borde.
-        Eso es un detalle muy profesional –dice el cliente.
-        Es para que, cuando metas los hocicos, te dé el tufo –dice el escanciador como el que da las buenas tardes.
La dueña, que no ve la hora de que se le venza el contrato, mira al cliente y suspira.

Al pie del viejo olmo de Campos

Aunque la curiosidad no pueda sustituir a la memoria, os presto esta memoria de un cartel perdido pegado a un olmo muerto.
El pueblo es pequeñito pero, en lo que fue su ayuntamiento, sus entusiastas pero contados vecinos tienen una asociación cultural que se llama “El Viejo Olmo” y también una cuidada biblioteca.
Campos está en Teruel y es un lugar encantador, sobre todo, para quienes nos empeñamos en ir donde van pocos.
El mundo está lleno de sitios sorprendentes y de gente generosa y sencilla, apegada a su tierra. Por fortuna aún existen lugares como éste. ¡Teruel existe!

1 de septiembre de 2011

Poema en Campos

Alfonso, que firma Alfonso a secas y es poeta en Campos (Teruel), ha escrito en el esqueleto de ese olmo:
“A la memoria de los olmos,
a los viejos olmos,
a los que sobreviven,
a los olmos muertos.
Disteis cobijo a los pájaros,
sombra a los hombres,
frescor al suelo.
En vuestra memoria,
en vuestro recuerdo,
milenarios compañeros.”
Y cuando los caminantes pasan, lo leen y, emocionados, continúan andando en dirección al pueblo medio despoblado. No esperaban encontrar tanto en tan grande soledad.

31 de agosto de 2011

Mirandés

Que nadie se confunda que, en Miranda, no se habla el portugués, aunque tampoco se prohíba el hablarlo, ni mucho menos. Aquí se habla el mirandés desde siempre que, aunque sea del portugués un primo hermano, como también lo son el gallego, el castellano y otras lenguas, cada uno en su morada y, luego ya, Dios y la Santiña en la de todos.

11 de julio de 2011

La jauría de los recuerdos

El abandono de los recuerdos no sucede y, sin quererlo, permanecen. Son, originalmente, un ejercicio más de la memoria, pero proliferan y, paulatinamente, le comen el espacio al futuro.
Nacemos salvajes, sin recuerdos. Pero vivimos como presas a las que cada vez persiguen más perros. Nos imaginamos capaces de dejarlos atrás, pero su número va siempre en aumento. Descubrimos, repentinamente, que escapar parece tarea imposible porque los perros del pasado son tantos, que nos acosan y nos desgarran los cueros de alma por demasiados sitios. Y es difícil imaginar que encuentres, por delante, algo que no hayas dejado ya atrás.

1 de julio de 2011

Viajes anárquicos

El estímulo de viajar sin rumbo me ronronea dentro. No sé adónde voy, cuándo llegaré, ni el tiempo que estaré; tampoco las razones para mudar de sitio. Estas correrías, regidas por cosas imprecisas, atrapan. Las similitudes, a veces, me hacen creer que estoy en lugares conocidos. Pero, hasta eso, le da interés al viaje.
Tengo una cámara capaz de hacer portentos pero, luego, la uso para hacer fotos normales que, muchas veces, únicamente tienen sentido para mí. Se acabó el ordenador: un cuaderno y un boli bastarán. Erráticas, como murciélagos, esperaré que vengan las ideas, quebrando las noches de verano.

27 de junio de 2011

Maestro

Cuando dije:
-        Maestro, ¿en qué puedo creer?
Él me dijo:
-        Tienes muchas teles para escoger.
Cuando mi infantilismo me incitó a preguntar:
-        Maestro, ¿qué alternativa debo abrazar?
Él me dijo:
-        ¿Es que acaso no te basta tanta publicidad?
Pero yo, impenitente, insistí:
-        Maestro, ¿qué me debe regir?
Y, entonces, él me dijo:
-        Eso es asunto que te toca decidir.
Y yo dije:
-        Maestro, entonces, ¿para qué me sirves?
-        Para que aprendas a no necesitarme –dijo el muy cabrón. Y, con aquellas palabras, me destetó para la vida.
Yo me quedé pensando: “No sé, no sé… Estos jodíos orientales.”

26 de junio de 2011

Sin palabras

Sin saber qué decir,
callo y te miro.
Y no me inquieto,
cansado, como estoy, de oír tantas palabras,
de escucharlas monótonas, memas, reiteradas.
De oír siempre lo mismo,
tengo el alma encallada.
Sin saber qué decir,
te miro y callo,
porque de escuchar a las bocas repetirse
me siento fatigado.
No deseo que quieras
escuchar de mis labios
palabras ya mil veces pronunciadas,
escuchadas por los voluntariosos en oír,
repetidas por quienes no saben qué decir.
Déjame acompañarte en silencio,
sin conceptos abstrusos.
Que el pensamiento vuele
y remonte, como siempre,
a las palabras vaciadas por el uso.

25 de junio de 2011

Palabras yermas

A la justicia, idea interna con un sonido de infinito, la hemos ceñido el talle, y va por ahí vestida a conveniencia, la pobre, con el traje a medida de la legalidad. Utilísimo para los negocios.
La democracia, esa creencia incuestionable y salvaje en la igualdad, está enjaulada en las mazmorras de los grandes partidos. Domesticada, sirve al mercado.
A las cosas terribles las hemos bautizado con nombres aceptables. Y cada día se desvanecen más palabras, se esfuman sus conceptos por ese convenio hueco que mata a sus hijos, los significados, que son el único fruto verdadero de su vientre.

24 de junio de 2011

Del pantalón corto al largo

A mis compañeros de 2º de Bachiller deseándoles buena suerte (de arriba a abajo y de izquierda a derecha): Jesús Gilaberte, Ángel Luis Robisco, Rafael Boué, Forest, Jonás Picazo, Obispo, Ramón Salguero, Fernando Aguado, Andrés Colmenar, D. Benedicto (el cura salesiano), Wenceslao Pérez, Juan Julián Peiró, Salvador Sánchez, Tomás, José Luis Rodríguez, Francisco Javier García, Manuel López, Braulio García, Pedro Olmeda, Carlos López, Rafael Magro, José Luis Cámara, Granizo, Julián Juanas, Eloy Gil, Lucio Calvo, Gustavo Felipe y Fermín Saez.

Entonces los muchachos pasábamos del pantalón corto al pantalón largo en una etapa no muy bien definida que duraba más o menos un año. Todos, naturalmente, hechos ya unos mozalbetes, queríamos abandonar para siempre la prenda que nos aniñaba. ¿Quién no quería ser mayor, vestir como un hombre? Pero la reticencia de los padres a no perder, al menos simbólicamente, nuestra tutela; y la de las económicas madres, a no prescindir de unas prendas que aún nos valían, retrasaron nuestra puesta de largo. Esta foto muestra un momento de aquella transición.

12 de junio de 2011

Sobre el papel

Papel,
blancor ciego,
asilo de palabras,
plantel que está esperando,
sábana virgen ansiosa de bordados,
lienzo que puede valer para sudario
o para lecho amoroso de una desposada.
Eres frontón de pared enjalbegada donde rebotan letras.
Eres factura inaplazable a pagar cada día, con palabras.
Papel, en ti navego cotidianamente apenas me despierto.
Es mi débil balsa una hoja blanca,
dejo en ella marcas oscuras dibujadas,
tan débiles, someras y delgadas
que inmediatamente se evaporan,
dejándome, cada mañana,
solo contigo,
papel.

11 de junio de 2011

Poesía de andar por la calle

Una inesperada compañía siempre tiene, por inusual, algo de poesía. El monólogo inconsciente del caminante preocupado, la sonrisa del imaginativo o la mirada imprecisa del absorto, quizás oculten poemas velados por la brutal inercia de los días. También las peticiones mudas, las anónimas miradas casuales o la atención fugaz de los extraños tengan que ver algo con la lírica. Y, porque tenemos olvidado que pueda suceder, no vemos, casi nunca, como los versos vivos pasan a nuestro lado, ajenos a la rima. Porque, la poesía, lejos de vivir en los libros donde la encarcelamos, anda por ahí, a la deriva.

10 de junio de 2011

La abuela del pueblo de las mujeres con nombre de flor

La abuela Narcisa tuvo muchos oficios de mujer: criada, tabernera, verdulera, tendera y cuidadora, compatible todos con atender su casa. Casóse, parió y enviudó. Vivió 94 años.
Una vez vi que leía “El extranjero” de Camus.
-        ¿Te gusta?
-        Parece que no lo digiero muy bien.
-        Pero, tú, ¿eres atea?
-        Yo qué sé si soy tea o atea. Voy a misa con mis amigas y me lo paso bien.
Ante las escenas de amor que veía en la tele decía jocosamente:
-        Siempre me dices lo mismo.
Cuando hablaban los políticos, sonreía incrédula:
-        Por no ver visiones, me acuesto a las oraciones.

6 de junio de 2011

La generación perdida


Hemos perdido, sin saber cómo, a una generación, dicen los medios. Y parece un titular brillante. Como si una generación fuera un paraguas, que pudiéramos dejar tirada en cualquier sitio.
¿Cómo se puede haber perdido a la generación más preparada?
Es mentira. Hemos perdido, sí, la confianza en los políticos. Ellos son, con certeza, esa generación perdida, pero perdida voluntariamente, porque no han cuidado más que de sí mismos. Ellos son la generación degenerada, ellos sí que son un hatajo vergonzoso de perdidos.  Pero, los pobrecitos, están ahora muy preocupados, preguntándose si tendrán coches oficiales. Generación perdida, ya lo digo.

5 de junio de 2011

Vivir para nada

(Foto tomada del periódico Guadalajara 2000)
¿No soñaste alguna vez, de joven, con llegar a saber cómo funcionaba el mundo? A mí, sí me pasó. Y, como todo lo que se ansía vehementemente, paulatinamente se fue cumpliendo. Hoy no sé si ocurrió por mi decidida voluntad o, simplemente, por el transcurrir del tiempo y de los hechos, o por esa mezcla de cosas que se llama experiencia. Pero, si volviera a ser joven, tal vez volcaría mi atención en otras cosas menos desagradables y tristes, en cosas que no me quitaran las ganas de vivir, o en alguna cosa que significara que he vivido para algo.

4 de junio de 2011

La mordaza del lenguaje


De presentador a conductor, de periodista a comunicador, de autoridad a liderazgo, de necesidades a tendencias, de empresas a intereses financieros, de asociaciones a grupos de presión, de amigos a relaciones, de vicios a dependencias, de periódicos a grupos de comunicación, de pueblo soberano a votantes, de libertad a posibilismo, de justicia a legalidad, de amor a relación, de protesta a incomodidad, de represión a cargas policiales preventivas, de desengaño a desencanto, de violencia a indignación, de sueños a manifestaciones silenciosas, de democracia a sistema, de injusticia a equilibrio internacional, de asesino a efectivo de unidad de élite… y así.

1 de junio de 2011

Memorias del pueblo: estar, están.

- Hijo mío, ¿no te das cuenta de que si vienes conmigo al huerto, en lugar de irte al bar, entre las dos, que no te gastas, y las dos que ganas, tienes cuatro?
- Sí, padre, y le creo. Pero, el caso, es que esas cuatro nunca las veo.
- El que tú no las veas no quiere decir que no estén. Están. Porque si las vieras y, como tú, las viera todo el mundo, entonces estarían desiertos los bares y llenos los huertos y el mundo no podría confundir a todos los mortales como yo intento evitar que haga contigo.