24 de noviembre de 2011

Come on and rescue me

- Tío Pío, que dicen los del mercao que la gestión del ajo y la alubia que usted implementa es inoperante y, su modo de apacentar, contrario a tendencias y que, de seguir asín, se estrangulará su crédito. Bueno, si el tío Macario, un suponer, no le rescata antes de Navidades.
- ¿Rescatarme a mí el Macario, ese mangante, ese cacho carne con ojos? Mira, Cirilito, diles a los bandidos esos del mercao que como baje a la plaza con la cachava les voy a dar rescate, ¡cagüen diole!
- Huy, tío Pío, ¡cómo se le va a disparar la prima de riesgo!

23 de noviembre de 2011

Establés


Los recuerdos. Hasta los recuerdos se resquebrajan. El tiempo es el mayor de los insolentes, pues su respeto no existe. El tiempo terco parte las piedras. A la una,  a las dos y a las tres. Bueno, todavía no, falta un poquito. Que aún colorean las pintas de la trucha y no se confunde a la rosa con un repollo. Pero, eso sí, Domingo Alonso desató el burro de la argolla y se alejó con él para siempre de la puerta. Que no quiso esperar a las tres en Establés.

17 de noviembre de 2011

Con ciencia y conciencia

El profesor se creía bueno en lo suyo. Era vehemente en sus explicaciones, mostraba interés en ellas y denotaba que creía en su trabajo. Tan centrado estaba en ello que, Andrea, la muchacha que no entendía aquella cuestión pese a sus esfuerzos, rompió a llorar. El maestro se quedó perplejo. Primero se disculpó por, tal vez, haber empleado un lenguaje tan directo e impositivo que asustara a la muchacha; luego pensó que quizás ella tuviera otros problemas personales, ajenos a la materia.
Despertó pesaroso al día siguiente: quien, enseñando, hace llorar al que quiere aprender no podía tener razón.

6 de noviembre de 2011

El valor de la educación

A la verdad, tantas veces mentada, no la reconozco y creo que, sólo alguna vez, la intuyo. Es la verdad perrillo encadenado al que, por cualquier medio, se le traza un recorrido. Como el aire, la verdad, parece cosa transparente pero, al contrario que éste, innecesaria. Con el tiempo conoces personas viciosas del dinero, del poder, del alcohol, del sexo o de otras cosas, pero esta sociedad avanzada y moderna, tan democrática, paciente, culta y moderada,  da en hacernos a todos viciosos de la pantomima. Porque la educación formal no es ya un valor, es, principalmente, una forma de proselitismo.

4 de noviembre de 2011

Inesperadamente

Hoy, sin anunciarse, como suelen hacerlo, del invierno en que yacen las palabras heladas, han venido a visitarme algunas conocidas. Todas son viejas sementeras del miedo, del desamparo y del desasosiego y, sin embargo, prefiero no citarlas, porque sé que no es bueno regodearse con malas compañías, porque todas son hijas y, como poco, nietas de esa gran matriarca de las palabras frías a la que vamos sin quererlo y, en cuyo seno inhóspito, nos negamos a pensar por amor, optimismo o ciega fe en la vida. Y quiero conjurarlas, pero soy incapaz de sustraerme a su corrosión muda.

3 de noviembre de 2011

Achicado

La perra Tiqui pesa cuatro quilos. Mirándola corretear gozosa por el campo, me senté en una piedra. Ella se metió entre mis piernas, se me subió a los muslos y, desde allí, se encaramó a un hombro y luego, de un saltito, se subió a mi cabeza. Se sentó en la almohada mullida del sombrero de lona y escudriñó el horizonte.
¿Qué mirará la perra?
Mire lo que mire, se las ha ingeniado para que su mirada esté una cuarta por encima de la de mi cabeza. Y me quedé sorprendido del gesto de esa pizca de perra. Achicado quedé.

Grecia, cuna de la democracia

Mientras llueve, sentado al cobijo de una encina cuyas ramas cansadas de lluvia ya gotean, veo pasar las nubes deshilachadas en agua. Y nada puedo hacer para que la encina me proteja y, menos aún, pedirles a las nubes que lo dejen. Y el agua, del cielo o de la encina, cae mansamente sobre mí. Y me digo: si de lo que cae sin intención de hacerme daño no puedo protegerme, qué podré hacer contra los designios de los hombres que gobiernan a su voluntad tierras y vidas. Democracia, con perdón, es el nombre de un fruto engañador.

22 de octubre de 2011

En la cueva

En la cueva, entre el humo del tabaco y el olor de varios vinos, aquel chiquillo cantó un romance popular que no sé de dónde vino. Y, entre el rizo de los sones que las guitarras pusieron en el aire denso, se hizo el silencio y se paró por un instante el tiempo:
“Dijo a la lengua el suspiro:
échate a buscar palabras
que digan lo que yo digo.”
Y el que escuchaba se dijo:
Andar pensando y buscando
palabras para los libros
y las tenemos al lado
flotando en la voz de un niño.

21 de octubre de 2011

Un segundo entre dos

Acoplado el aire a las retamas
se hace silbido el viento
y bate las jaras.
Dos perdices lo rasgan
desde arriba
con el filo romo de sus alas
y con ruido de sedas
siegan las dos perdices
la grisura del alba.
Pasa un segundo y tras su estela
nada pasa.
Acoplado el aire a las retamas
se hace silbido el viento
y bate las jaras.

20 de octubre de 2011

Mala condición

Con la vida que he vivido
he fraguado mis memorias.
Más me valiera haber sido
burrito uncido a una noria.
Habría sacado agua
con que humedecer la tierra,
y no viviría en ascuas,
sin salir de esta tiniebla.
Envidio a los animales,
que sin dudas ni problemas,
hacen lo que se les manda
y mueren sin una pena.
Mala condición humana
tener tan mala conciencia,
vivir sin haber sentido
tu paso sobre la tierra.

La nueva vía de comunicación

¿Por qué puedo decirle a un desconocido por escrito lo que a mis allegados no me atrevo a decirles de palabra?
-        ¡Ay, es que se me da mejor el escribir!
-        ¡Ay, es que no temo sentirme incomprendido!
-        ¡Ay, es que Internet me hace sentirme libre!
-        ¡Ay, es que en el ciberespacio soy capaz de todo!
-        ¡Ay, es que para mí es como una liberación!
-        ¡Ay, es que una comunicación espiritual da mucho morbo!
Ciertamente parece que la evolución de los seres humanos pasa por decirle a una pantalla lo que no osamos decirles a nuestros semejantes a la cara.

18 de octubre de 2011

Get on your knees

¿A qué no os esperabais esto? ¿No digáis que pensabais en tal alarde de imaginación?
Luego iréis por ahí diciendo que el mundo de las finanzas es ajeno al arte, que carece de esa fantasía que hace a la vida nueva cada día. ¡Qué equivocados estabais! Pero esperad, que nuevas, que nadie imagina, se avecinan.
¿Qué pensabais, que la imaginación nunca transforma el mundo? No la vuestra, desde luego. Pero, ya lo estáis viendo: ¡Poneos de rodillas!
Es menos feo y más discreto que pediros que os bajéis los pantalones o ese tanga tan sexi. Y, además, by the face.

¿Se decidirá?

Sonia, joven y obesa, hermosa y lenta de cabeza, infantil y cándida, de sonrisa perenne y gesto vacuo, vivía en su mente todo lo que la vida le negaba. Así llegó a forjarse aquellos viajes que cada día iniciaba y que acababan siempre en el andén de la estación. Se maquillaba, se ponía elegante, con abrigo largo, gafas amplias de sol y gesto interesante, y arrastraba con mucha decisión su maleta con ruedas, traqueteando por el pavimento exagonal de las aceras y, cada día, disfrutaba de un viaje que nunca culminaba. Siempre dudaba en el momento de marcharse definitivamente.

10 de octubre de 2011

Al comunismo vamos

En esta crisis, que es como una ciénaga, ando ya perdido. Chapotean en ella los políticos haciendo, dicen, lo inevitable para salvarnos de las arenas movedizas. No funciona la lógica y las causas, ininteligibles, se han difuminado en un fondo de olvido dispersante. Las responsabilidades no hacen pie y todas se han fundido en un inocente anonimato. El trabajo está mutando a don graciable de remuneración incierta. La propiedad se auspicia relativa pues, con velados eufemismos técnicos, te amenazan con dejarte sin ella.
Ya me ha dicho la Puri:
-        Al comunismo vamos, ya te digo. Al comunismo, pero de cabeza.

5 de octubre de 2011

Las cosas que guardamos

Aquellos hijos, ya maduros, de quienes hubieron de marcharse a Cataluña, se han vuelto realistas: se han desprendido de la casa del pueblo. Ya no vive nadie a quien su decisión mortificar pudiera. Los recuerdos son tal vez para eso, para que estén a 500 kilómetros y así la distancia, que es un tipo de frío, los preserve. Tenemos un afán por conservar, hasta el olvido, lo que ya nunca usamos, por el temor infantil a necesitarlo y no tenerlo. Pero lo acumulado, por ese por si acaso, yace por los rincones de la casa, desnervado, y hasta tememos encontrarlo.

25 de septiembre de 2011

Sin descanso

Tus piececillos son zarzas
que acarician mi memoria
y al rozarlos por la noche,
sin descanso,
me acuna un amor de novia.
Tu piel me huele a suspiro
y tu aliento a hierbabuena
y te miro cuando duermes,
sin descanso,
como el sol mira a la arena.

El tono

No recuerdo los cuentos que me contaron de pequeño. Pero sé que algunos me contaron, porque el tono en la voz de contar cuentos era muy distinto. Así que algunas veces, cuando escribo, quiero imitar el tono aquel para que sobrevuele al silencio de las letras, para que el que las lea se convierta en el único y personal receptor de mis historias. Y así, si quienes leen lo que escribo lo notan, se sentirán tranquilos en medio del océano de la desesperanza, protegidos, y se dormirán en el seno cálido de un cuento: el tono mágico de los cuentacuentos.

La madriguera

No sabemos lo que somos. Vivimos instalados en la parte afectiva de la vida que mejor conocemos. En ese lugarcito queremos vivir, ignorantes e ignorados voluntariamente, y sentirnos tranquilos confundiendo a la larga la parte con el todo. Y la intuición, que es un sentido que desarrolla el tiempo, hace que, con los años, ni aun callados nos sintamos prudentes, ni aun escondidos nos sintamos ocultos, ni aun con salud nos sintamos bien, ni aun amados nos sintamos felices, ni aun con dinero dejemos de ser pobres. Porque casi todo, al fin y al cabo, nos lo fraguamos cada día.

24 de septiembre de 2011

El santico

Unos cuantos, que se resisten al olvido, han ido al pueblo y han sacado a pasear al santo. Y cuatro se han echado a los hombros al santico, para que no perdiera detalle, y le han llevado a que viera lo que queda del sitio.
El santo nada ha dicho, pero el paseo entre la tierra seca y el cielo algodonoso les ha sentado bien a sus devotos, que se han sentido acompañados poblando, por un rato, el vientre ajado de una madre vieja: su Castilla.

El último día del verano

Desde el horizonte profundo de la noche comienza su leve claridad a romper el silencio de lo oscuro. Le ladra un perro y dos gallos le retan. Y las estrellas enseguida se desconectan una a una, sin que pueda notarse el exacto momento en que se ocultan. Con su vaho templado mueve en el campo el visillo liviano de las brumas. Llega sin prisas, tranquilo y sosegado pero, aún así, alborota a los pájaros chillones. Con paso regular y lento, de buhonero viejo que va y viene, asoma por la puerta de la mañana nueva el último día del verano.

18 de septiembre de 2011

Abandono

He acariciado con la vista las piedras olvidadas, los caminos perdidos y las sendas cerradas, el agua de regatos y las bardas de adobe de cien pueblos hundidos. Me duelen los eriales perdidos, ahítos de zarzas, y los despoblados. Me gusta imaginar el esplendor de las quintas en ruinas, dormidas por el paso del tiempo y el sordo abandono de los hombres. Y quiero imaginarme lo que todo pareció en otro tiempo, antes de que el aullido de las sirenas sacara a la gente de sus pueblos y les hiciera piezas de otro mundo que ni entienden ni gobiernan.

El Cubo de la Tierra del Vino


-¿Pasan muchos caminantes?
- No.
- El dueño de este bar hacía fotos a los que pasaban.
- Sí, pero lo vendió y se fue.
- ¿Y don Tomás? ¿Sigue de párroco o se jubiló?
- Murió hace años.
Los dos, que pasaron por allí hace ocho años, terminan sus cafés y se van sin su imagen de entonces, sin sus testigos y sin saludar al cura gruñón que les convidó a cenar. Salen despacio, mirando cada esquina de la callejuela principal de El Cubo de la Tierra del Vino y, sin comentarios, enfilan por la autopista hacia Zamora.

Un recuerdo para Antonio

Antonio es un viejo pastor casi nonagenario. Vive despacio en el camping de Manzanera. Compró una caravana con un avance casi nuevo. Paga cien euros al mes a la patrona. Come a sus horas que, como son suyas, no coinciden cada día con esas otras, propiedad del reloj. Se ducha cada quince días, como mucho, y habla, si tiene compañía, con esa regularidad tranquila del que tiene un calendario interno inasequible a los órdenes que rigen las vidas de los otros. Como un hidalgo de las flores silvestres vive en su casa de lona y plástico Antonio el solitario.

12 de septiembre de 2011

La experiencia

No sé qué significa experiencia, no sé si es una turba de chiquillos sudorosos jugando, o si tiene que ver con el alarde juvenil irreflexivo, no sé si con el orden temeroso de la gente madura, con la monotonía tediosa de los viejos o con el silencio en el mirar de los ancianos.
Quizás sea sólo una práctica en repetir las cosas, haciéndolas cada vez de una manera, y sin saber nunca, con certeza, si nos estamos siempre equivocando y la experiencia sea únicamente la flor sobada de la ignorancia repetida. Me fío un poco más de la prudencia.

9 de septiembre de 2011

Esos seres enigmáticos

Mirando al impávido carnero, me asombran sus cuernos retorcidos, la antojera negra sobre su ojo de reptil, su testuz amochada color tierra, los ambiciosos orificios nasales, su hocico rosa, las orejas lacias como hojas de lechuga y amarillenta la barba al alejarse de la capa blanca de la cara. Si no fuera por su condición animal y rotunda, podría resultar enigmático. ¿Qué pasará por la cabeza del carnero? Pero ese pensamiento sería más adecuado para los gobernantes que, sin tener, aparentemente, ornatos retorcidos, tienden irremediablemente a decir una cosa y hacer otra. Seres enigmáticos, no es por comparar.

Volando voy

Sones de la guitarra que mudáis los vientos,
voces al cante que paráis la tierra,
castañuelas y palmas que movéis relojes
y bailaoras que encantáis culebras.
Dejadme subirme con vosotros
a ese potro salvaje del flamenco.
A ése que sólo se deja acariciar por los gitanos,
a ese potro que respira lamentos.
Que, aunque yo nací payo,
quiero volar también al firmamento.

7 de septiembre de 2011

Ceniza y paja


- ¿Hay amor más bello que el amor de toda la vida?
- ¿Cuánto tiempo estuvieron casados?
- Estuvimos casados siempre. Él era un hombre grande, poderoso, como deben de serlo todos los hombres. Y me amó y yo le amé hasta morir. Pero dos años no son consuelo para mí. Siempre le guardaré luto. Era la razón de toda mi vida: un hombre bueno.

El luto del amor es siempre paja.
El resto del cariño son trigales segados.
El humo de la desolación,
de los montes quemados.
Ceniza y paja.
El luto del amor es ceniza y paja.

Cubata

El barman, después de añadir el Bacardí a los cubos de hielo, vierte la Coca-cola suavemente y agita con dos toque certeros la mezcla con una aguja gruesa de metal. Y, antes de echar en la ancha copa la cuña de limón, roza metódicamente con otra corteza todo el borde.
-        Eso es un detalle muy profesional –dice el cliente.
-        Es para que, cuando metas los hocicos, te dé el tufo –dice el escanciador como el que da las buenas tardes.
La dueña, que no ve la hora de que se le venza el contrato, mira al cliente y suspira.

Al pie del viejo olmo de Campos

Aunque la curiosidad no pueda sustituir a la memoria, os presto esta memoria de un cartel perdido pegado a un olmo muerto.
El pueblo es pequeñito pero, en lo que fue su ayuntamiento, sus entusiastas pero contados vecinos tienen una asociación cultural que se llama “El Viejo Olmo” y también una cuidada biblioteca.
Campos está en Teruel y es un lugar encantador, sobre todo, para quienes nos empeñamos en ir donde van pocos.
El mundo está lleno de sitios sorprendentes y de gente generosa y sencilla, apegada a su tierra. Por fortuna aún existen lugares como éste. ¡Teruel existe!

1 de septiembre de 2011

Poema en Campos

Alfonso, que firma Alfonso a secas y es poeta en Campos (Teruel), ha escrito en el esqueleto de ese olmo:
“A la memoria de los olmos,
a los viejos olmos,
a los que sobreviven,
a los olmos muertos.
Disteis cobijo a los pájaros,
sombra a los hombres,
frescor al suelo.
En vuestra memoria,
en vuestro recuerdo,
milenarios compañeros.”
Y cuando los caminantes pasan, lo leen y, emocionados, continúan andando en dirección al pueblo medio despoblado. No esperaban encontrar tanto en tan grande soledad.