2 de noviembre de 2012

Parásitos imprescindibles



Necesidad social + Políticos + Gestión pública = Pérdidas públicas
Necesidad social + Empresarios + Gestión privada = Beneficios privados
Donde los empresarios triunfan, los políticos fracasan.
¿No están preparados los políticos para la gestión pública? Si fuera así, se les podría llamar incompetentes.
Si los políticos subcontratan la gestión pública a los empresarios y éstos obtienen beneficios, nuestros cargos electos, además de incompetentes, demuestran un gran desinterés hacia sus obligaciones, amén de una sospechosa afinidad por los sectores que buscan, en primer término, el enriquecimiento.
Siguiendo esta línea, podría privatizarse el Gobierno.
¿O es que ya lo está?

Privatización sí, pero flexible

Sin tener idea aproximada de los caninos que entran en un cuarto de kilo, la intrépida Amelita quería darse a la promiscuidad. Su madre le advirtió: “Hija, tú no reúnes condiciones”. Pero la muchacha respondía, con mohines de disgusto, que afición le sobraba. 
-        Hija mía, no socialices tu cuerpo, comprende que vas contra corriente. 
-        Pues yo no quiero privatizarlo, ¿quién es un hombre para ser mi dueño? 
-        Hay soluciones discretas. Y, además, la gente está por las privatizaciones, y más, en la cosa femenina. 
-        Pues yo, qué quieres que te diga, me quedo con la autogestión. 
-        ¡Anarquista! 
-        ¡Y tú, pedorra!

31 de octubre de 2012

La ley natural



Las cosas que benefician a los pobres no son negocio. Los más tontos acabamos de descubrirlo. Se necesitan millones de pobres. Ahora comenzaban a escasear y nos hemos puesto a crearlos con denuedo. Ricos, se necesitan muchos menos. Además, a los que hay, se les cuida, mima y se les hace objeto de solidaridad. Son una especie protegida. Los pobres, habiendo tantos, no necesitan cuidados y conviene dejarlos a merced de la cruda selección de la especie. Hombres de poca fe, ¿acaso no veis como los halcones están protegidos y los gorriones no? Yo ya, si no entendéis esto…

26 de octubre de 2012

Timoneles impasibles



Caían hilos de agua. Hilos tan finos que taladraban la tierra sin mojarla y se clavaban sólidamente a varios metros bajo ella. Tras varias horas, la superficie permanecía seca como el vientre de las piedras.
Tras el temporal, apareció el sol. Pero su luz, en lugar de calentar el suelo, rebotaba en él llenando el aire de una niebla deslumbrante de rayos reflejados en todas direcciones.
Los labradores, cegados por la luz, gritaban aterrorizados: Ni el agua moja, ni el sol calienta. Moriremos todos.
Bah, los campesinos, ya se sabe, a la mínima quejándose del tiempo –dijo impasible el Presidente.

24 de octubre de 2012

Gracias



Aunque se tenga la mente afianzada en lo sutil de la esperanza, tan sutil que casi parece milagrosa, existen personas que con sus hechos la afianzan y hacen que el escepticismo muera un poco y que se note en la garganta un agobio de emoción inesperada que te vuelve casi joven de repente.
Uno prefiere acostumbrarse a los olvidos, porque la vida le enseñó a darlos por hechos. También teme las muestras de aprecio exageradas, pesadas como piedras al cuello. Sin embargo, lo imprevisto, derrite el plomo de los tristes pensamientos y te devuelve al bienaventurado mundo de los frágiles.

21 de octubre de 2012

Arte ingenuo



Aunque el paso del tiempo haya deteriorado el trabajo del cantero, la sugerencia fría de esa cabeza con dos caras permanece. ¿Quién no las tiene? Quién se atreve a tirar la primera piedra a esa imagen toscamente trabajada que, muda, habla de lo que somos todos a la postre e inevitablemente, queriéndolo o no, poniendo más o menos voluntad en ello. Es verdad que quizás el cantero se quedara corto, pero el espacio físico de un pequeño canecillo no daba para más caras. Pero, yo creo, que la mayoría nos hacemos una idea, ¿no?
Y llaman al románico arte ingenuo.

Historia con dos viñetas



Bajo la cornisa del ábside de la iglesia de Campisábalos hay dos canecillos consecutivos: un hombre con su garrote acechando a una liebre y ésta, encamada, tan inmutable en la piedra como en el campo, esperando acontecimientos. Actividad frente a pasividad. Ambos confían en su suerte. Así llevan, observándose desconfiadamente, durante siglos. No hay un tercer canecillo que desvele el final de la historia. Tal vez el cantero quiso dejar que cada observador asumiera un papel. ¿Triunfará la muerte o la vida, el hombre o la naturaleza, el armado o la desarmada? Imagine usted el tercer canecillo. Pida un deseo.

Caminar perezosamente



La mayoría de los sentimientos que nos acompañan en la vida se atenúan con la edad, el uso los convierte en consuetudinarios. Y seguramente les pasa lo mismo a los sentidos y a los centros fisiológicos que en nuestro cuerpo perciben, los unos, cuanto nos rodea y, los otros, el dolor. El uso hace que los caminos queden más nítidamente dibujados entre la espesura y que, quien los recorre, camine con más confianza en no perderse pero, también, con la certeza de que no puede cambiarlos y, sobre todo, con la amargura de estar destinado a un aburrimiento irreversible.

20 de octubre de 2012

España y yo



A mí, España, no ha hecho más que decepcionarme. Ya, de niño, me hicieron creer que existía. Que era una unidad de destino en lo universal, impresionante designio, misterioso y sublime. También, que era una, grande y libre, o sea, una relación seria. Y no sólo eso, sino que a los españoles nos querían en todo el mundo. Esto último era lo que más me gustaba, he de reconocerlo. Pero, claro, luego vinieron los desengaños. Todo fue una ilusión. Me habían embaucado. España, finalmente, me ha dejado tan descorazonado como la novia aquella que me ponía los cuernos con cualquiera.

Hambre



Lo que viene a ser el conjunto de variables que determinan nuestra productividad en relación con lo que vienen a ser nuestras necesidades, presenta actualmente una disfunción desequilibrante que irremediablemente incide en lo que viene a ser la estructura de nuestro tejido social. Ello se manifiesta con lo que viene a ser un incremento estructural, de lo que viene a ser el colectivo de excluidos sociales, que se evidencia en el creciente uso de lo que vienen a ser las organizaciones nacionales de asistencia, desarrollo y servicio social que, por otro lado, se están revelando como claramente competentes. O sea.

La pasarela verbal



Las palabras nos reflejan. Hay quienes ponen muchos ejemplos de ello. Pero la cosa, en esencia, consiste en no llamar a nada por su nombre. Desde las realidades individuales hasta las colectivas se disfrazan con términos inventados. Ninguno nos resignamos a la simplicidad de lo que somos y, menos aún, se resignan los políticos a no revestir sus intenciones y, sobre todo, sus tristes fracasos con palabras que los evidencien. Y todos nos distraemos, perdiendo de antemano nuestro tiempo, en descifrar unos términos cuyo significado intuimos apenas pronunciados. Esto es la pasarela de la palabra, donde la idiotez es tendencia.

14 de octubre de 2012

Elogio de la vida pastoril



Era el tipo más feliz que he conocido. No he visto cosa igual. Desde el alba hasta el ocaso, él, con sus cabras. Así día tras día. Daba gusto hablar con él. Qué serenidad transmitía, qué paz interior, qué equilibrio. No era muy hablador, claro, seguramente porque estaba acostumbrado al silencio del campo, a vivir acompañado únicamente por su pensamiento, escrutando los rincones del horizonte, dejando a su imaginación vagar por las barrancas de los montes o distraerse con la caprichosa metamorfosis de las nubes. Siempre le envidié. Qué vida. Con lo bien que estaba, qué lástima que se ahorcara.

Eurochina



No me interesa la españolización de Cataluña, ni la de Castilla, ni la de Andalucía, ni la de Galicia, ni la de ningún sitio. Si no estamos españolizados después de 500 años es que la cosa no funciona. Quienes quieran separarse de las demás comunidades, que vayan a lo suyo. Suerte.
Sin embargo, me preocupa la mengua de los derechos civiles, sociales y laborales, los elogios a las democracias silenciosas, la represión creciente y la vuelta a la pobreza de hace cincuenta años. Me asusta, en definitiva, ver a Europa achinarse. Mal asunto. Para este proceso, da igual la bandera.

22 de agosto de 2012

Titiriteros


Con la esperanza de que no se nos haya olvidado hablar, vuelvo a escuchar los vocablos usados en los medios, los circunloquios de políticos y periodistas y las falsas, y pretenciosamente impactantes, denominaciones nuevas que todo lo engullen con una especie de gula desvirtuadora. Efectivamente, sólo era una esperanza. El lenguaje anda descubriendo nuevos derroteros y uno ya no sabe si creerse lo que intuye o intuir lo que escucha, saltando sobre los significados con esas garrochas absurdas con que se adornan tantos nuevos titiriteros profesionales del lenguaje. Ha sido un descanso pasar unas semanas sin escucharles.

El país de Sánchez Gordillo


Como pardales, posados en la parra sombría, bajo el alero protector de la casa del pueblo, andamos los españoles. Este agosto más que otros, recordando quienes éramos, cobijándonos bajo los techos de la infancia y volviendo, sin percatarnos, a añorar los tiempos de la Sección Femenina: recreación de la vieja artesanía, de las canciones y danzas populares. Un país de viejos, resignado, abúlico, amaestrado por una democracia tan lacia como nuestros gobernantes, donde el único destello vivo del verano es un edil que se ha tirado al monte para escándalo de las fuerzas vivas y desvelo de la Benemérita.

Otras olimpiadas


A veces me pregunto para qué sirve correr tanto, saltar tan alto, o tirar cosas tan lejos y, además, hacerlo en nombre de países, como si no bastara ya con hacer cosas así a título personal. Sin duda carezco de espíritu olímpico, porque en estas cosas es donde realmente se mide la honradez, el espíritu de sacrificio, la compensación del trabajo en equipo, la solidaridad, el altruismo, el trabajo silencioso y tantas otras cualidades que el ser humano atesora y muestra en el deporte que, siendo desinteresado, indica lo que podría hacerse en la política si ésta también lo fuera.

24 de junio de 2012

Heridas inesperadas


En el filo de un folio vive una cuchilla feroz que anida, vestida de blanco, en el papel. Puede rajar inesperada y profundamente la yema de un dedo, pero, cuidado, porque, cerca de la cara, con igual facilidad corta los ojos. Son tan letales como las finísimas uñas de un bebé manoteando inocentemente frente a nuestra cara.
De qué sencillas cosas puede surgir un bisturí.
Pero, ¿quién no estrechará a un bebé contra su cara? ¿Quién no abrirá ansiosamente una carta?
Aunque mayores dolores pueden producir aquellos bebes, ya adultos, o, algunas cartas, cuando nos golpean por la parte plana.

Seguridad


Cuando mi amigo me dijo que su acompañante llevaba pistola, me quedé mudo.
-        Manel, enséñale la pucha. Al fin y al cabo, vamos a vivir en su casa.
-        Eso no lo necesitas –dije impresionado, contemplando atónito el arma que Manel me mostraba-, déjala en tu cuarto y no vayas con eso por ahí. Aquí no te hará ninguna falta.
Manel miró a mi amigo de modo interrogante. Éste le hizo un gesto, el otro la enfundó, y luego, sonriéndome, me dijo suavemente:
-        Estoy seguro. Pero tú no sabes la cantidad de cosas que resuelve simplemente el llevarla.

Help!


Vivo intrigado por conocer el final, si lo tiene, de esta historia. Las noticias me sobrepasan ya desde hace tiempo, las contradicciones de los expertos me despistan, los economistas profesan unos tipos de fe que me defraudan, las instituciones andan por ahí con el culo al aire, los políticos me abandonan y me culpan, los periodistas son el eco fácil y sombrío de todo lo anterior. No sé para qué sirve cuanto me rodea.
Recibí una educación, que ahora reconozco inaplicable, que me decía como debía funcionar el mundo. Pero hoy estoy seguro de que, hasta en eso, me engañaron.

13 de junio de 2012

Fuera del euro, hay vida


El Estado pide prestado a esa Europa que se predicó de los ciudadanos y en la que ya nadie confía. El objetivo de España, Rajoy dixit, remedando al Quijote, es salvar el euro. Grandiosa empresa. ¿Estamos locos? Pero, ¿para qué? ¿No ha sido el euro monopolio de industriales y banqueros?, ¿hemos de rescatarles entre todos?
Si nadie tiene interés, en el doble sentido, en las personas, ¿qué interés tenemos nosotros, los ciudadanos, en salvar el euro?
La Europa de los ciudadanos era una falacia. ¿Por qué nos quieren convencer aún que es cosa nuestra?
Para pagar. No hay otra cosa.

8 de junio de 2012

Divaricación


No hay delito ni falta. Nada estamos en posición de exigirle. Él, y no sabemos cuantos como él, se rigen por las cuentas de El Gran Capitán. Pedagógica y pacientemente, nos muestran la esencia de su servicio, de su perenne dedicación a la nación, más allá del tiempo. A personas de su cariz, hombres tan atildados, tan morigerados, tan ecuánimes, tan distinguidos, tan independientes, tan insignes, ¿habrá modo de pagarles lo que les debemos? ¿No tienen derecho a su esencia? Ajenos al delito, la divaricación es el modo de vida inherente a sus fueros. Están abiertos a términos nuevos. Encantados.

25 de mayo de 2012

Igual que los dedos de la mano


La señora Norberta caminaba torpemente, del brazo de uno de sus hijos, por las calles empedradas de su pueblo.
-        Bien va usted. No se quejará. Bien se nota lo a gusto que va usted con este hijo –le dijo la vecina.
-        Pues sepa usted que a los cinco que tengo los quiero por igual. ¿Cuál cree usted que me dolería más, si me cortaran uno de los dedos de la mano? Pues así quiero a mis hijos, por igual.
-        Sí, madre, pero para hurgarse la nariz usa usted sólo uno. Y suele ser el mismo. –saltó el hijo.

A contar


Parece que los eruditos creen que la palabra escrita, y por tanto la literatura, fue cosa originada por la necesidad de contar. De contar en el sentido más estricto de la palabra, es decir, la de aprender a simbolizar las cantidades de las cosas para poder comerciar con ellas. Sería un origen, de ser cierto, que partiría de lo más material para terminar, en nuestros días y en casi todos los días de los que tiene memoria la Historia, contando otras cosas. No me parece mal, de hecho, acabo de contároslo. Vuelve la pasión por contar. Lo teníamos delante.

8 de mayo de 2012

Peaje


La amplia y vieja autopista de la corrupción, con su tráfico siempre tan fluido, corre pareja con las obras, iniciadas hace un tiempo y en las que se trabaja a destajo, de una nueva autopista: la de la explotación.
La mayoría de nosotros vamos a transitar por la segunda vía para que los de siempre sigan, como los señores que nunca han dejado ni dejarán de ser, transitando cómodamente por la suya. El asunto es que nosotros, además de pagar todas las vías, pagaremos peaje por nuestra propia explotación. Al parecer, así ha de funcionar el  sistema para ser viable.

4 de mayo de 2012

El sacrificio fecundo

Desanimados por tantos sacrificios, que quienes mandan predicen fecundos, vemos como se venden o abandonan muchos hogares, para pagar o por no pagar sus hipotecas, muchos coches, fuentes de libertad cacareada otrora, para pagar la cadena dorada de sus letras, y somos, o nos harán ser, solidarios a la fuerza con los bancos, para que nos hagamos cargo de sus “activos tóxicos” (valientes palabrejas), que es como hacerse cargo, por impericia y avaricia ajena, de las deudas más que vergonzosas de quienes nos exigen que paguemos las nuestras. Que los “activos tóxicos” de la gente normal sólo son putas deudas.

Cosas del Hermano Lobo

Un amigo me ha enviado unas portadas de la vieja revista de humor "Hermano Lobo". He seleccionado éstas para que algunos recordéis y otros, tal vez, os sorprendáis. ¿Qué cosas pasaban antes, eh? Claro que, de esto, hace muchos, muchísimos años.






2 de mayo de 2012

Lo que dijo el de la aldea


-        Éste es de la freguesía de Vilar Formoso.
-        Y, ¿qué tal con los españoles?
-        Bien. Como hermanos.
-        Nosotros venimos mucho a Portugal y desde hace muchos años –dice el viajero.
-        ¿Y qué os parece?
-        Nos gusta mucho. Para nosotros es nuestra segunda casa.
-        Y, cómo no. Si los españoles no queréis a los portugueses, ¿a quién vais a querer en el mundo? – dice el de cerca de Vilar Formoso con una mezcla de orgullo y sencillez.
Y, el viajero, no tiene contestación y calla, porque le parece que lo que ha dicho el de la aldea está lleno de razón.

El desafecto


Desde que son de pago, las autopistas de Portugal están semidesiertas. La gente sortea, como puede, los puntos de control y, cuando no, circula por las vías de siempre. Los hosteleros son amables, les gusta que te guste su comida, orgullosos, te enseñan sus bodegas, te invitan a un oporto y te dan conversación a la antigua, sin prisas. En sus mercadeos se elude el IVA y en otras actividades también, que cada uno se defiende como puede.
-        ¿Cómo va lo del rescate?
-        ¿Ah, eso? Tendrán que hacernos otro antes de un año –dicen indiferentes- Nos mientras buscámonos la vida.

Guarda


Sigue Guarda la vieja, ahora rodeada de autovías, con la misma capa de hace treinta años, arrastrando su fama de falsa, fea y fría, con sus palacios, su barrio viejo, su judería, sus soportales frente a la mole de la catedral y su tono de melancolía encapotada. Han medrado los restaurantes pequeños en la parte vieja y cerró el Hotel Turismo donde solía parar, cuando pasaba, Saramago. El establecimiento, con un sabor antiguo, señorial y serio, que le cuadraba al escritor, candó sus puertas casi al tiempo que, definitivamente, él cerrara los ojos. Portugal, siempre un plus de tristeza.

1 de mayo de 2012

Dar la cabezá


En mi pueblo no se hace. Eso de, en la iglesia, presentarte ante los allegados, con el finado en su féretro, y cumplir, dando la cabezá, no se hace, no señor, y menos añadir la frasecita: “Gloria y descanso tenga, que los ha merecido.”
En mi pueblo pasa uno por la casa y, familiarmente, se planta uno ante el cadáver y los cuatro velones, mira al difunto y, tras unos segundos de reflexión profunda, dice: “¡Hay que joderse, al cabo lo que somos!”. Luego te tomas una copa. No señor, eso de la reverencia no me gusta. Queda muy corleone.