31 de agosto de 2009

Quítatelo de encima


Con la operación retorno he vuelto a casa y a la tele. Con los consejos comerciales, como llaman a la publicidad, vuelvo a ser consciente de todas las cosas que necesito, y no comprendo cómo he vivido casi dos meses sin ellas. Un anuncio incita, por variar, a que vendamos. Sí, ese oro que tenemos por casa bajo forma de pequeñas alhajas que, al menos un día, significaron algo. Una mujer jovencísima dice que nunca imaginó la pasta que le dieron por el anillo de su primer matrimonio. Y así da la impresión de que puedes vender hasta el fracaso.
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30 de agosto de 2009

Alacrán


El australiano, dueño del camping alpujarreño, viene y me dice, muy misterioso:
- Mira lo que acabo de encontrar.
Trae un escorpión en un recipiente azul de plástico por cuyas paredes el arácnido no puede subir.
Le digo que los españoles, y también los árabes, le llamamos alacrán. El australiano, que habla bien español, desconoce la palabra.
Recuerdo que la última vez que vi un alacrán fue en los pinares de Luzaga (Guadalajara). Eso sí, hace casi cincuenta años. Me felicito por estar en un lugar donde aún pulula la vida silvestre. Me encanta estar en un sitio donde aún quedan alacranes.
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14 de agosto de 2009

O sorprendes o no vendes


Cuando uno lee los reportajes de las páginas culturales de los periódicos casi se asusta. Lanzan los entrevistados sentencias bruscas e impactantes, rotundas y definitivas, y sus fotos, las de sus residencias o las de sí mismos, son tan epatantes, retadoras e insolentes en la ostentación que a uno, aparte de acobardarle un poco con tanta osadía, le avergüenzan otro tanto.
¡Qué bonitos son los blogs para poner lo que piensas sin recurrir a rasgos geniales ni a frases apocalípticas! Al fin y al cabo uno no tiene nada que vender y bastante es, si acaso, que alguien te lea.
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Palabras difíciles


Antes, en los pueblos, en las frescas del verano, sentados en los poyos o con sillas a la puerta de las casas, a veces, se jugaba a las palabras difíciles o a las palabras bonitas. Este verano tengo preparadas algunas, para regalaros:
Balate.- Pared de piedras que sujeta un bancal.
Taha.- Divisiones administrativas que agrupaban pequeños núcleos de población
Tinao.- Porche y, a veces, túnel en las calles.
Terrao.- Techumbre plana.
Launa.- Tipo de arcilla para impermeabilizar techos.
Carihuela.- Camino medieval.
Amocafre.- Azada de punta fina y pala más ancha atrás.
Parata.- Bancal muy pequeño cultivado a mano.
Alhorí.- Granero o depósito de sal.
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Interné


Las mismas mujeres de la fresca sombra del bar del tilo continúan su conversación:
- La que tiene mala suerte es la Chon.
- ¿Por qué?
- Pues porque el suyo es muy callao y tiene que sacarle las palabras con tenazas. Y, a veces, ni así.
- ¿Y cómo se las arregla?
- Pues cómo va a ser, con la única salida que le queda.
- ¿Ver la tele, leer, coser, darse paseos…?
- ¡Huy chica, no seas anticuada! Con el Interné, ligando por ahí con unos y con otros y contando las mentiras que le parece.
- ¡Ah…!
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Mejor habladores


Estoy sentado plácidamente fajo un frondoso tilo en un fresco pueblecito serrano. En la mesa que hay detrás de mí varias mujeres jóvenes toman el vermú. Una tiene un niño de pecho.
- ¿Y, el tuyo, es hablador por lo menos?
- Huy, ya lo creo. Todo lo callao que es por ahí en casa no para de contármelo todo.
- Pues menos mal, porque, como me dijo mi madre, luego se hacen viejos, no valen para joder y a ver qué haces. Por lo menos que te den conversación.
Me dejan pensando en lo claro que lo tienen.
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Células madre


El poder de la industria farmacéutica asusta. ¿Qué le interesa a esta industria: fabricar fármacos y medios de curación definitivos o producirlos para tratamientos que deban seguirse indefinidamente? ¿Le interesa curar al cliente o fidelizarlo de por vida?
De niño me enseñaron que el objetivo de una empresa es ganar dinero.
Tal vez la investigación sobre células madres desemboque en soluciones definitivas para muchas enfermedades. ¿Interesará esto a la industria farmacéutica? George Bush embargó los estudios sobre terapia celular aduciendo principios éticos. Pero siendo la industria farmacéutica de USA la más importante del mundo, ¿no lo haría por favorecer sus intereses?
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Esas tumbas vergonzosas


Subiendo de Mecina topamos con dos fosas junto a la carretera. Parecen excavadas recientemente porque una cinta aún las circunda. Las tumbas gemelas junto a una encina, a pleno sol y sumidas en el bello paisaje, sólo transmiten truculencia a los que sabemos su origen.
Curiosamente en el periódico del día hay una foto de doña Begoña Álvarez (Granada, 1968), Consejera de Justicia de Andalucía, que, sonriente y con un bonito cruce piernas, declara preferir investigaciones a exhumaciones por eso de no gastar dinero público. Doña Begoña da bien en las fotos, queda muy mona, sí. Las tumbas donde siempre.
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Comulgar con ruedas de molino


Me entero, totalmente asombrado, que la Iglesia Católica hace que los celíacos tengan que comulgar con formas con gluten. Al parecer esto es así merced a un documento del actual Papa Benedicto XVI emitido cuando, en 1995, era Prefecto para la Doctrina de la Fe.
Veo como los creyentes, que ya tragan lo suyo, me parece a mí, con serlo, tienen que asumir también esta gilipollez integrista como una propinilla que les administra el último fanático de la saga. Algunos curas, bendita sensatez, pasan y facilitan a sus feligreses ese trágalas, tal vez persuadidos de que ya tragan bastante.
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¡Gora San Fermín!


Vuelvo a escuchar cómo un miura cornea a un corredor en el último encierro de los sanfermines.
Escucho que incineran al hombre de 27 años que otro toro mató hace unos días. Han puesto pañuelitos rojos donde cayó y un letrero que dice: “No te olvidaremos”. Pero todos sabemos que eso no es cierto o, en cualquier caso, de nada sirve otro recuerdo macabro. El año que viene más.
Alguien, respetuoso con la verdad, hubiera debido escribir: “Murió a lo tonto”, pero parece que nadie desea añadirle crueldad a la estupidez.
Escribí esto hace un mes. ¿Qué fue del recuerdo?
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¡Viva San Fermín!


El día diez de julio un toro mató a un hombre en el encierro de los sanfermines. ¿Tan agradable y excitante es ponerse voluntariamente en peligro? ¿Por qué nos gusta asumir riesgos que pueden pagarse con la vida?
El hecho de que a mí me parezca una estupidez, creo que no significa nada. Miles de personas se ponen voluntariamente en riesgo sin necesitad, ni motivo alguno. El porqué no lo entiendo.
Ha pasado más de un mes, para qué ha servido, quién se acuerda.
- ¡Viva San Fermín!
Pues que viva, pero ese chico ya no vivirá.
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13 de agosto de 2009

Playa


De acuerdo. A los españoles nos gusta la playa, los cañazos con fritanga en el chiringuito, la piel ardiendo de sol, de arena y de medusas, los paseos marítimos tumultuosos, la pizza semicongelada, la comida basura, los menús del día, las discotecas costeras, los cubatas…
Duele reflexionar sobre esta cutre vida veraniega y estar contento además porque, pese a la puta crisis, aún nos queda para pagar el apartamento playero. Pero, ¿hay otra solución?
Aspirando a toda esa mierda, desde luego que no. Pero, por variar, os recomiendo los pueblos de la Alpujarra alta. Eso sí, no hay playa, majetes.
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12 de agosto de 2009

Mecina Fondales


De Pitres a Mecina baja una senda. Es una pendiente llena de pizarras sueltas, brillantes y pulidas por el pisar de generaciones. Es tan pronunciada que maltrata rodillas y caderas.
Mecina compensa. Es un pueblo blanco, chiquito, precioso, con calles empinadas y estrechas llenas de tinaos sombríos, recovecos, soportales breves, casas con terraos de launa, escalerillas imprevistas, balcones y miradores cuajados de flores. Alguna mujer, desde éstos, nos observa bajando despacio, vacilantes, aún temblando las piernas por el abrupto descenso. No, señora, no vamos tan despacio porque queramos observarlo todo, es que tampoco las articulaciones nos dan para más.
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Bubión


En Bubión visitamos una casa alpujarreña que conservan como si fuera un museo. Quizás lo sea. Pasamos y descubrimos, como tantas veces, las muchas similitudes de la vida en todos los lugares. Aparecen las mismas herramientas, utensilios, aperos, pertrechos, enseres, alcobas, alhacenas, lagares, trojes… y hasta los mismos símbolos inmemoriales, reclamados como universales por nuestra amiga la arqueóloga griega. Adornan éstos puertas, ventanas, paredes y techos. Es la vida de siempre que se nos va escapando gota a gota y cuyos símbolos comunes, antiguos y oscuros se ven tenazmente sustituidos por los de la Coca-cola y el McDonald y…
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Granujas


Dicen la verdad con intención de engañar porque no hay mayor engaño que decir sólo parte de ella, son peritos en parcialidades, expertos en tomar el todo por la parte o lo contrario, según interese, amigos de hipérboles, amantes de todos los eufemismos, hurtacuerpos de cualquier acusación por probada que parezca, amaestradores de calumnias, dispensadores de bulos, creadores de parábolas deslumbrantemente falsas, domadores de silogismos, caballeros de la industria del embuste y del disfraz, aprovechados, mangantes y más cosas, que por prudencia me callo, pero que acuden a mi cabeza, en un acto reflejo, cuando oigo la palabra políticos. Sin ningún motivo, claro..

Montando la tienda


El niño recita la fauna local. Al muflón le sigue el águila imperial, el acentor alpino, el topillo, el misterioso lagarto ocelado, la inquietante víbora hocicuda, a la que no conviene molestar, la gineta, la garduña, el tejón , todos esquivos y nocturnos, el lirón careto… y hacia la costa: ánades, martín pescador…
Sus padres se descomponen paulatinamente por su impericia al montar la tienda nueva mientras el feliz recitador no para.
- ¡Sujeta aquí! –dice bruscamente la madre.
- ¿No decíais que no me necesitabais? –alardea el cantarín.
- ¡A lo mejor, mañana por la mañana, amaneces en el pueblo, por gilipollas!
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11 de agosto de 2009

Sin norte


Hace sofoco cuando subimos carretera adelante. La chica, con aire de colgada, baja con un perro. Los coches, entre bocinazos, les esquivan a ambos. Cruza, descuidada y sin precaución, hacia nosotros. Nos pregunta por el camino del Beneficio, que ha subido y bajado a Órgiva varias veces pero que no lo encuentra. Habla con voz hombruna y cascada. Tiene los dientes negros, descuidados y algunos perdidos. Está muy flaca y, de cerca, parece una vieja. Cuando comprende que no estamos en su onda se va. Pregunta a unos guiris que bajan, tras ella, por la carretera.
- Sorry, we don’t understand.
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9 de agosto de 2009

Volver


Volver tras un viaje de unos 40 días pone otra vez un cierto desconcierto en el orden nuevo al que te habías acostumbrado. Has de juntar ahora lo que traes con lo que dejaste. Intentas casar, a la fuerza, las mitades de dos materiales distintos y disformes sin saber cuál de las mitades es la contrahecha. Como no lo consigues, las mezclas y decides esperar a que el tiempo las sedimente como, por otro lado, has hecho siempre, bien porque es la postura más cómoda, bien porque no se puede, o al menos tú no sabes, hacer otra cosa.
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1 de julio de 2009

La vida en blanco


Ignoro si es más verdadera esta vida en blanco, la de escribir, o la vida real. Parece obvio que la real. Sin embargo, todo parece un decorado. ¿No es hoy, la realidad, un efecto montado para el turismo?
¿Dónde vas?
A las Alpujarras. (Pongamos)
¿Sinceramente, esperas encontrar algo de entonces? Quizás encuentres en la arquitectura, no modernizada, sombras de antaño y, en los paisajes, una idea de que lo que leíste sobre la zona era cierto. Pero no es seguro, turista, ya no hay viajeros. Aquello terminó. Sácale fotos a la pizzería y al McDonald. A la uniformidad vamos. Estamos.
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30 de junio de 2009

El verano ha llegado


El verano llegó. Con él, las noticias más interesantes:
• Dos titis explosivas lavan en bikini todos los tractores de un pueblo. Luego se pelean en una piscinita de chocolate y el alcalde se chocolatea con ambas.
- ¿Qué opina?
- Eran un poquito chonis, pero la gente lo pasó dabuten.
- ¿Le parece machista y sexista?
- ¡Qué va, de qué parte!
• Peces venenosos y medusas comienzan a picar a los bañistas.
- Dolía que te cagas, pero me atendieron genial –se explica el cultivado maromo.
• Y ya hay helados para perros: nata, vainilla y jamón. Por sólo 5€ la felicidad perruna. ¡Qué demasiao, Genry!
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El polemista


Como la inesperada rata que aparece en la calle, nadie recuerda de dónde salió. Se desconoce por qué se divulgan sus afirmaciones, ni la razón por la que se admite cuanto cuenta en la tele del corazón. Su tren de vida es suntuoso: mansiones de lujo, coches carísimos, fiestas constantes… Con el tiempo se conocieron sus drogadicciones y su vida carcelaria. Ahora, por una deuda que le reclama Hacienda, dice que ha de suicidarse irremediablemente. ¿Interesará a alguien su suicidio? ¡Cómo no!, toda España quiere verlo en directo. En la TV le adjudican, nada menos, la neoprofesión de polemista. Inefable.
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29 de junio de 2009

Permisividad suena bien.


Leo que la crisis acaba con la permisividad, que brotan ahora estafas que antes pasaban inadvertidas, que la recesión entierra el todo vale y obliga a ejercer un control.
¿Y no será esa falta de control la que nos ha llevado a esta crisis? ¿No estarán los supuestos controladores involucrados hasta las trancas? No he oído, sin embargo, que gente responsable esté respondiendo de sus actos, pongamos, por ejemplo, inspectores de hacienda, de trabajo, de sanidad, gestores de urbanismo, de la seguridad social… todos gente sagaz y espabilada. Parece que, espabilada, sobre todo. Claro, si fue permisividad...
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28 de junio de 2009

Borjita el montero


- Y sobre todo es importante, muy importante, de vital importancia, Mari Mila, en la caza del jabalí verraco al rececho, no confundir su rebudio con el hecho de que eventualmente puedan arruar, pues con el primero te obsequiarán si te observan acercarte y el segundo sólo lo prodigarán mientras huyan al verse perseguidos.
- ¡Ay, por favor! ¡Qué sensibilidad tenéis los monteros, Borja Mari! ¡Qué finura intelectual! ¡Qué discernimiento! ¡Ay, qué interesante, por favor! ¡Si es que me matas de la intriga, ladrón! ¡Ahí va, qué super apasionante! ¡Ay cómo puedes ser tan así, pocholito…!
- Psss, uno mismo, el propio natural…
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Ni blanco ni negro


Veo asombrado la conmoción por la muerte de Michael Jackson. También la que se produjo hace poco por la de Vicente Ferrer. Creo que sentí la segunda y que estoy padeciendo la primera. Es la diferencia entre quien vivió para sí y quien vivió para los demás. Y no es que no me importe la muerte de Jackson, sobre todo, lo que no me importa ni me importó en absoluto fue su vida. No me explico como cabe en el mundo tantísima memez sabiendo, como sabemos, que lo importante debería ir delante. Ríspido y harto que está uno. ¿Cómo lo ves?
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27 de junio de 2009

Efeméride

Era viernes. Tuve mi último examen. Fue una prueba oral. Pese a los nervios, lo hice bien. Aún tuviste tiempo de enterarte. Luego empezaste a agonizar. Inexplicablemente me quedé solo contigo hasta que te moriste. Entre mi madre y yo te amortajamos, desmadejado y tibio. Después la casa se llenó de gente. Me derrumbé, empecé a llorar y a decir tonterías. Antonio el Lobo me llevó frente al Infantado y se fumó unos cigarros conmigo, entonces fumaba, consolándome. Por la noche se hizo el velatorio en casa. Hoy es el único día que recuerdo lo que hice hace cuarenta años.

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¡Tumeeee...! ¡Tumeeee...!


Gritaba el perrero, ronco ya. La montería había terminado muchas horas antes. Era noche cerrada, cuajada de estrellas, y helaba en la sierra. Seguía caminando el perrero, sembrando de pistas de olor el monte y, con sus voces, el aire de señales conocidas que, botando y rebotando en las peñas, eran llevadas lejos por el eco. Un perro no había sabido deshacer su rastro y volver al lugar de la suelta, pero un perrero de ley no abandonará a su perro perdido o herido. De tales abandonos sólo son capaces los que hacen que esta vida sea tan perra.
Historia de Isidro Martínez Sanz, autor de "Cazadores de Blanco"
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Verecundia


Soy, como conversador, mediocre. Peor me desenvuelvo de orador. La única vez que me ví ante un auditorio, subido en el escenario de un teatro, me corté, me quedé en blanco y, ante el silencio de risas contenidas de la concurrencia, hice el ridículo más pleno y plano. Escapé corriendo, corrido de vergüenza y creo que corro todavía. Sí, aún lo recuerdo con un rubor ardiente, redivivo, añejo. Así que, como me gusta contar cosas, me refugio en estas soledades blancas, permitidas a los que, a falta de mejores cualidades, elegimos como forma de expresión, cauta y premeditada, la escritura.
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26 de junio de 2009

Sobrevivir sólo, por favor


Cierto, todo es hostil. Lo saben todas las especies. Paulatinamente ideamos estrategias para defendernos de lo desabrido, de lo inconsecuente, de cuanto llega sin buscarlo. Y uno morigera sus ánimos y procura que nada o casi nada los altere, pero entonces, apenas esto medianamente conseguido, te surge la negrura de tu misma diestra y te acompaña y se reitera y pone todo en solfa, como si fueras memo, y ni las cosas, ni la mera distracción son admisibles. ¡Vaya mierda de vida! Es verdad, pero es innecesario que me lo digas cada dos minutos. Querer sobrevivir no es ser idiota.
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25 de junio de 2009

Allegro ma non troppo


Mientras miro las caras de estas mujeres, me dejó abrumar por los sentimientos que expresaban. Me parece que estoy ante brillantes notas musicales con su contrapunto. Las caras de las mujeres, al menos las de éstas, me parecen espacios abiertos. Son como los campos llanos, sembrados de cosas sencillas: de ilusión, felicidad, alegría, tristeza… de cosas que simplemente son, de lugares sin artificio, de aleteos de jilguero, tórtola, oropéndola o lúgubre ala negra de cuervo. Expresiones instantáneas, sin pretensiones, capaces aún de hurgarte por dentro y demostrarte que eres vulnerable. Y explicarte después por qué te gustan tanto todas ellas.
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Crisis blástica


Antonio ingresó en la planta de hematología. Su crisis blástica se hizo explosiva y entró en un estado crítico enseguida. Médicos y enfermeras entraron en tromba en la habitación, sacaron a Lucía, casi ya su viuda. La mujer, sesentona, que apenas había salido del pueblo, miraba aterrada aquel trasiego desde el pasillo.
Tras casi una hora salió don Miguel.
- ¿Cómo está? –dijo Lucía.
Don Miguel, el hematólogo, se rascó la cabeza y tras ponderar cómo habría de explicarse para ser entendido, dijo:
- Ha estado más p’allá que p’acá. Ahora nos lo hemos traído p’acá y esperamos que aguante con nosotros.
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