29 de agosto de 2010

Villa Apolo (La casa Rúa)

En la hoy desolada Villa Apolo se escucha la ausencia. La explanada delantera yace desierta de fiestas ofrecidas al caer tibio de la tarde, prolongadas en el fresco seno sereno de la noche. Sus garitas morunas añoran a aquellos esbeltos centinelas. La piscina es un ataúd de aire, la pista de tenis, una manta ajada de rayas desvaídas. La torre vigía, bruja gris, guarda el misterio de la huida de aquella gente acomodada que habitó la mansión y que, un aciago día, se sintió irremediablemente repelida por un aterrador secreto que nadie llegó a conocer. El olor del pánico existe.

23 de agosto de 2010

Ya no mola lo incorrupto

Veo filas de españoles besando, tocando y fotografiándose con la copa del mundo ganada en buena hora por, la de fútbol, nuestra selección. Se está llevando, el dorado símbolo de nuestra mundial supremacía, de pago en pago. Algunos lloran.
Y me recuerdo, fervoroso infante, besando con unción, del brazo incorrupto de Santa Teresa, la hornacina, ocasionalmente prestada por el Caudillo a mi ciudad. Y pondero: hoy España adora al ídolo de oro, ayer lo incorruptible. Y proclamo con esta derecha, mano sobre el pecho doliente: pobre España, traicionando el ejemplo de aquel, experto en incorruptibilidades, y supremo, aunque devoto, mandatario.

21 de agosto de 2010

Club de Fumadores de Alta Montaña

Por favor, sea civilizado, no irrite a sus conciudadanos. Éstos ya están suficientemente mortificados por la contaminación que les regala cotidianamente la era industrial, acosados por óxidos, monóxidos, dióxidos y peróxidos, hundidos en el averno del azufre, cloro y nitrógeno urbanos, morando entre las poluciones más civilizadas. No sea para ellos un motivo añadido de desasosiego. Disfrute del aroma de ese veneno, libremente elegido, en un ambiente puro, limpio, sin mixtificaciones. Venga a nuestro Club de Fumadores de Alta Montaña. Busque la armonía, porque, aunque también el tabaco mata lentamente, nuestro club es, al menos, un lugar sin prisas.

20 de agosto de 2010

Banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda

Acostumbrado, de toda la vida, a ver la bandera nacional sólo en los cuarteles de la Benemérita, viajaba, asombrado, por las variopintas tierras de la España vertebrada, flotando en banderas. Las había en casa esquina, en cada azotea, en cada balcón, en las antenas de los coches, en los carritos de los niños de pecho… y me decía: el país entero se ha echado a la calle, el pueblo se ha hecho con el poder, los políticos huyen avergonzados… pero enseguida me sacaron de mi enajenación aquellos originales cánticos, profundamente telúricos: ¡Campeones, campeones, oé, oé, oé! Fue un espejismo más.

19 de agosto de 2010

Regalos de moda

Mira, chica, no sé qué decirte de estos regalos de moda: que si un fin de semana en un alojamiento rural en las chimbambas, que si un balneario decimonónico, que si un lote entero en un spa, que si una sesión con un masajista negro...
Y es que la gente parece que no se da cuenta de que, con esos regalos, lo único que hace es sacarte de tus casillas, y ya, no me digas con lo del negro, es que al momentito comprendes con toda claridad que, o no paras de darle conversación, o terminas echando un polvo.

18 de agosto de 2010

Viajes y dudas

Volviendo de un viaje indefinido de cincuenta días, uno no sabe si vuelve más despabilado que cansado, más conocedor que aburrido, más cargado que vacío.
Tiene, la ilusión, un vestido de variedad, como también lo tienen los engaños sutiles, esas informaciones fugaces, breves y variadas, con las que nos distraen diariamente en las televisiones. Y uno se dice si viajar no será lo mismo: pasar de un sitio a otro sin profundizar, con la falsa ilusión de haberlo conocido, y constatar que allá se estuvo y ya es página pasada en la lista de lugares del archivo digital.

20 de junio de 2010

Saramago, presunción de inocencia

Leo, incrédulo, que la Iglesia Católica, muerto Saramago, arremete contra él. Debe tratarse de un error. Seguramente, será el escrito de un incontrolado, nada oficial. Porque quienes predican el amor, incluso contra los enemigos, no pueden cometer estos errores de bulto. Quienes practican el principal mandamiento de la caridad, no pueden rebajar el listón atacando a un escritor apenas fallecido. ¡Menudo espectáculo! Además, si Saramago hubiese sido tan mal sujeto, Dios le juzgará. ¿Necesita la Iglesia más garantías, o es que desconfían?
Estoy seguro que, entre tanto, el Vaticano, magnánimo, respetará su presunción de inocencia ¿O no? Sí, hombre, sí.

17 de junio de 2010

Apatía colectiva

Noto en los blogs una apatía colectiva. Las palabras abundan y atosigan en los medios pero, aquí, hay un ahorro de ellas, como si se guardaran para cuando, en lo profundo de la crisis, nos sean necesarias. Como si fueran euros y tuviéramos la intención de no desperdiciar ni uno. O tal vez, como si fuéramos conscientes de que nuestras palabras son solamente un ornato innecesario, que para nada sirve. Algo así como la democracia, que se ha convertido en una especie de planta que adorna la vida del país, sin otro peso que no sea el de la decoración.

España, sin futuro

Jugaron mucho mejor. Pero la bolita no entró bajo los tres palitos. De florituras no se vive, tampoco de belleza, la limpieza ¡Buah!, si la bolita no entra entre los tres palitos. Los otros no eran buenos, pero entró la bolita. Estamos deshonrados, persuadidos definitivamente de que no hay futuro. Los barones rojos vencidos, los Maradonas del mundo vacilándonos, los coleguitas europeos sacando a relucir su mala baba. Economía, política, paro, endeudamiento… éstas son lejanas y nimias entelequias pero, cuando la bolita no pasa bajo los palitos: eso es definitivo. Voto por un numantino harakiri colectivo. Y me quedo corto.

Escucha a los políticos, haz el favor

Nada hay más engañoso que la realidad. Este sol matinal que nos alumbra no es sino una ilusión de los sentidos, su claridad no hace más que ocultar la negrura de la noche. Es igual que todo lo demás: los despidos no se han abaratado, los sueldos no bajan, los pensionistas no pierden poder adquisitivo, los poderes económicos no han puesto de rodillas al poder político, la democracia no es una mera comparsa del proceso, el gobierno no ha renunciado a sus principios. De veras, todos los que os empeñáis en ver la realidad, no hacéis más que engañaros. ¡Pobrecitos!

9 de junio de 2010

Humillados por la economía

Aparentemente los seres humanos estamos capacitados para hacer descubrimientos muy complejos que cada día explican mejor el funcionamiento de la vida o de la materia, por ejemplo, o dan con las claves de la curación de enfermedades hasta ahora mortales. Sin embargo, da la sensación de que somos incapaces de organizar adecuadamente la economía del mundo, siendo esta tarea, en principio, mucho menos complicada.
Capacitados para descubrir lo desconocido, somos incapaces de controlar lo evidente. Lo primero es meritorio, lo segundo implica riesgos incalculables porque es cuestionar el poder y los intereses establecidos. Genialidad sí, pragmatismo no. Es nuestro sino.

6 de junio de 2010

Prevaricación

Vivo, prudentemente, entre esos cuatro amigos inventados que vagan por mis libros y, también, entre esos otros, reales, que llenan mi mida de nudos, de incongruencias, de prevaricaciones al sentido común, de angustias que deseo resolver como si mi tránsito por la vida me hubiera dado una solvencia de la que ellos carecen. Tengo la incongruente e insensata idea de que mi mente, cavilando, puede resolver sus problemas. No es posible, lo sé de antemano, porque, hasta los más sinceros, sólo muestran la punta del iceberg de lo que les acontece. Pero yo, como un tonto, pretendo solucionar las cosas.

31 de mayo de 2010

Para oír el geriátrico silencio

- ¿Vienen ustedes solos, sin más amigos?
- Sí.
- ¿Seguro que no tienen perro?
- Ni perros ni niños.
- Pero, ¿les gustará escuchar la radio?
- Tampoco traemos radio ni tele.
- No pueden venir al camping con el coche después de las 11.
- Nos movemos siempre andando.
- Pero, ustedes, entonces, ¿de verdad que son españoles?
- Sí, señora. Y por eso aceptamos, con humildad, la germánica mano que rige este negocio. No tendrá quejas.
- No tiren colillas en la parcela.
- Ni defecaremos en ella.
El ama del camping, a pesar de todo, se quedó perpleja. Éramos los únicos españoles, claro. Aún así, nos admitió.

25 de mayo de 2010

El espejismo

Vivimos un espejismo. Una época en la que las revoluciones parecerían fáciles por lo preciso y extendido de las comunicaciones. Sin embargo, al mismo tiempo, todo el mundo las da por imposibles. Es como si supiéramos de dónde viene el mal pero, curiosamente, nos hubiera abducido y le temiéramos no tanto por lo que es, sino por creerle, a la par, el origen de nuestro bienestar. Cualquier día este maltrato que padecemos se transformará en tragedia irremediable y se dirá que, contra él, contra su origen, jamás hubo denuncia. Que, en definitiva, quienes lo padecemos somos sus cómplices o casi.

24 de mayo de 2010

Sin substancia

¿Dónde andará la vitalidad y su prima, la alegría? Tal vez se encuentren en lugares que yo ya no frecuento. Pero, las añoro. Vivo en un país desconocido, que ya no es alegre, que no parece el que era.
El no estar seguro de nada se ha convertido en una certeza de mi vida.
El cambio no fue parte de lo que esperaba o, tal vez, es que las cosas han cambiado como yo no quería.
Mal vaticinador he sido de mis esperanzas. Y, como la caña en el cañaveral, me muevo, a capricho del viento, temiendo nuevas avenidas

21 de mayo de 2010

Bestias ignoradas

No debe caminarse despreocupadamente por páginas, aparentemente solitarias y en calma. Las páginas son tan peligrosas como el desierto. Nada esperas y, apenas te distraes, de repente, el fiero zeugma puede degollarte de un zarpazo, o un sermocinatio clavarte su aguijón en el cuello, o un quiasmo asfixiarte por sorpresa, o verte aplastado por la irrupción del terrible políptoton, o la silenciosa tmesis picarte en un huevo y eso, por no mencionar al certero parison ni a la traicionera paragoge. Hay bestias monstruosas, que casi nadie ha visto, pero que acechan agazapadas en las selvas y desiertos de las letras.

20 de mayo de 2010

Día universal del cinismo

Mayo, las flores. Mayo, mes de los mayos para que galanes cumplan con doncellas. Mayo, cinquito pa la maya que se desmaya. Mayo, tributos para la diosa de la fertilidad, para la diosa Economía que, olvidada de rastrojos y sarmientos, desayuna acciones de la Bolsa entre los ramajes del IBEX35. Mayo, de funcionarios, de pensionistas, de currelas, de parados, de enfermos, de subvencionados y de menesterosos que, sin arte ni parte, se han revelado, sediciosos, como enemigos recientes de la diosa. ¡Quién lo diría! ¡Qué cabrones! Mayo de acomodados gobernantes, amantes de la viciosa Economía. ¿Para qué sirven? Consentidores, farsantes.

19 de mayo de 2010

Santoral laico


En esta sociedad, donde la economía hoy sisa a los jubilados, mañana a los currantes, ayer a los funcionarios y así, porque, si no, este sistema económico se nos desbarata de bueno que es, todos los días son día mundial o día universal de algo. Será para compensar o para sustituir el antiguo santoral de triduos, novenas y misas por este otro laico de la modernidad que sólo pide concienciación y buenas caras, que regala eufemismos y por el que todos estamos dispuestos a mostrar nuestro lado más solidario cuando haga falta. Para eso somos benefactores de la Humanidad.

10 de mayo de 2010

Geografía insolidaria

Los pueblos ribereños del Tajo, en Guadalajara, se empeñan, con terca insistencia, en seguir siendo ribereños. ¿Cómo podrán?
No se sabe si ésta es una pretensión alocada, egoísta, interesada, insolidaria y contra la mismísima Constitución. Pues, aunque la geografía, hasta ahora incorruptible, nos muestra que el Tajo pasa por aquí, trazas lleva, en un futuro no lejano, de no pasar. Y todo es gracias a la solidaridad de valencianos y murcianos, quienes hasta ahora se llevan el agua pero, por altruismo, tienen la deferencia de dejar el cauce, para no enmendarle totalmente la plana a la geografía.

8 de mayo de 2010

El hueco

Seguían rodando juntos, ciertamente, ya cuesta abajo. Pero, en cualquier caso, no imaginaba mejor compañía. Iban siempre igual porque, para él, ni el espacio ni el tiempo habían cambiado. El espacio era ella, el tiempo mutuo. Temía dormirse y no volver a verla más. Le aterraba el hueco de su ausencia. Le despertaba su sueño y le parecía que, al dormir, le robaba. Se serenaba cuando despertaba. No concebía el lugar donde ella no estuviera. Ese sitio no existe, se decía. Angustiado, después, se preguntaba: no sé qué voy a hacer si muero antes y, mucho menos, si muero después.

6 de mayo de 2010

En estado de gracia

Iba la joven revestida de sacerdotisa con todo el lujo de su juventud apenas estrenada. Ondeaban sus carnes tersas como abanderadas limpias de otra primavera. Las claraboyas de sus ojos negros flotaban, reflejando asombro, ilusión y esperanza, en mitad de las luces de una mañana nueva. Y regalaba el derroche desbordante de su cuerpo grácil y expandido, de animal exuberante y alado, a quien apreciara el auge tranquilo e imparable de la vida. Otro más, en la baraja de placeres, que se regala sin gastarse. Y las miradas, y hasta los pensamientos, quedaban, a su paso, en estado de gracia.

5 de mayo de 2010

Un payo en mayo

El gitano maduro, elegantemente trajeado, sonreía y, plantado en la acera, tenía los ojos clavados en lo alto. Su mirada aleteaba con alas de sonrisa y se posaba estática, como un colibrí libando, en el copete frondoso de una acacia joven. Al pasar a su lado me retuvo suavemente del brazo.
- Fíjese, amigo.
Un pajarillo afanoso cebaba a las cuatro o cinco crías de su nido.
- ¿Cuánto hace que no ha visto algo tan bonito?
- Mucho.
Me apretó el brazo, me miró comprensivo y siguió su camino. Y yo, que le había tomado por un loco, me he quedado aturdido.

28 de abril de 2010

Oficio y vocación

Consideraba a sus colegas pobres de oficio porque habían hecho uno de la pobreza y ningún otro, más que ése, conocían. Había que considerar, sin embargo, su excelente cualificación, pues habían aprendido a obtener lo necesario cotidianamente, y aún para vicios, en menos tiempo que suena un cimbel. Mas no les envidaba por eso. Pues, aunque virtuosas de la haraganería, eran personas sucias, viciosas en general, y carecían del mínimo sentido práctico que les permitiera, no ya gozar, sino siquiera percibir, alguna de las hermosas simplicidades que la vida de un pobre, vocacionalmente entendida, podía regalar a quien supiera apreciarlas.

26 de abril de 2010

El tiempo roto

¿Cómo voy a decir que os desprecio? Me desprecio a mí mismo por pensarlo. ¿Dónde está la gente de entonces? Es fácil explicarlo. De unos me separaron intereses; de otros, la incomunicación y la distancia; de aquéllos, los criterios de nuevas compañías; de éstos, las ambiciones en la sombra; de algunos la muerte; de todos, el acontecer de la existencia que a cada cual le aconseja al oído dónde estar y qué hacer.
Solo, en la terraza de aquellas bohemias compañías, ya no tiene sentido, como entonces, tomar copas y hacer añicos, entre risas, los vasos contra el suelo.

23 de abril de 2010

El oficio de la nada

Los relatos cortos le cuadran a cualquiera y le llevan un rato. Cuanto más contundentes sean, parecen más ciertos; cuanto más comunes, más razonables; cuanto más torturados, más sugerentes; cuanto más extraños, más inteligentes y profundos… Y, sin embargo, el placer de escribir no conoce límites. Aunque sea como tirar piedras al agua para comprobar que siguen sin flotar. Es el oficio de la nada. Y, sin embargo, se escribe desinteresadamente. Debe ser un vicio, cosa de habituados, de colgados, de politoxicómanos que necesitan escribir cualquier cosa para quitarse el mono o buscar la compañía, al menos, de sí mismos.

19 de abril de 2010

Seres predecibles

Los niños, al contrario que los adultos, pasan a tu lado y, aunque te miren, no te ven. Los niños, carentes de nuestro total adiestramiento, ven sólo su mundo y tú no formas parte de él. Los niños tienen mucho de animal salvaje y primitivo y, su pensamiento, no está poblado aún por nuestras creencias amojamadas. Son propiedades que, radicalmente, nos empeñamos en quitarles, como si nos ofendieran profundamente. Luego, cuando, con el paso del tiempo, sean asimilados por nuestro mundo y educados en sus usos, te dirán buenas tardes y se convertirán en seres predecibles, como lo somos todos.

18 de abril de 2010

Alegrías de agua

-Si supieras cómo te quiero, no te alejarías un instante de mí.
Ella contestó:
-¿Por qué me robas las palabras?
Estuvieron un rato en silencio. Se miraron. Ella, suavemente, desvió los ojos hacia un espacio indefinido. Él vio rodar dos lágrimas largas, silenciosas, por sus mejillas.
-¿Por qué lloras?
Ella dijo:
-Alegrías de agua que me salen por los ojos.
Luego se cogieron las manos como lo habían hecho, miles de veces, en treinta y tantos años pero, esta vez, aún más convencidos de lo dicho.
Pensaron que, quizás, la fe en el desamor rige también lo contrario. Sí.

17 de abril de 2010

El Puta Parió

Conozco muchos restaurantes. A uno le gustan esos establecimientos. Sus nombres te evocan cosas. Los hay castizos como “Casa Víctor”, evocadores como “Amparito Roca”, familiares como “Los Labradores”, clásicos como “Botín” o “Asador El Frontón”, cursis como “La Morada de María”, graciosos como “El Dómine Cabra”, famosos como “Casa Lucio”, con sueños aristocráticos como “Lhardy”, o populacheros como “El Atascaburras” y “O Fartabrutos”, pero, en un pueblecito de La Vera, concretamente en Jarandilla de la Vera, encontré éste de difícil clasificación. Se llama, así como suena, “El Puta Parió”. Sin más. A ver de qué pan cortas sopa.

16 de abril de 2010

Hijo, si eres tonto, qué culpa tiene nadie

Hay gente muy dada a ayudar a cualquiera. Un día descubrieron a aquel desvalido anglosajón. Les pidió ayuda en su balbuceante castellano. Al verle perdido, en busca de fotos, datos e historias, le ayudaron desinteresada y caballerosamente. Realizó un gran trabajo que, por supuesto, se adjudica: una recopilación de todo lo que unos cuantos incautos bienintencionados le proporcionaron. Ahora da a entender que ha visitado todos los lugares, que las fotos son suyas y que es producto de su indagación todo aquello de lo que le informaron. Y, además, misteriosamente, ya no contesta nunca a los correos de los antiguos asesores. ¿Para qué?

14 de abril de 2010

Un respiro

Uno, entre tantas palabras, camina aturdido últimamente. Piensa, sorprendido, que le gustaría ser un adorador de los árboles. Se recrea, a menudo, en la soledad de los horizontes. Mira, atónito, la sobrecogedora calma de los paisajes. Se llena, apaciguado, de la entidad benéfica de todo ese silencio y de esa luz sedante que sólo existe fuera de las ciudades viciadas. Descubre, inesperadamente, que los animales salvajes, ajenos a todo menos a vivir, se siguen revolcando en las charcas. En cierto modo, casi fugazmente, les envidia. Y se dice, recuperando esperanzas, que siempre hay cosas por las que merece la pena respirar.