18 de enero de 2012

Espejo doble

Para que tú nacieras hicieron falta dos personas. Y, para que esas dos personas nacieran, hicieron falta cuatro, y ocho para que nacieran esas cuatro y así podemos remontarnos al origen de la Humanidad, sumando en cada uno de nosotros las características genéticas de muchísimos, que vivieron antes. Hoy el fenómeno sigue produciéndose y la especie se hará cada vez más homogénea por la mezcla creciente, facilitada por la unión entre personas de distinta procedencia y lugares. Piénsalo bien:
-¿Qué te sugiere que se necesiten dos para originar uno?
-Que el mundo, antes, estaba mucho más poblado.
-Vale, tómate algo.

11 de enero de 2012

Regulación del sueño

Tras los inevitables ajustes económicos, el gobierno va a reducir drásticamente las horas de sueño. Algunas comunidades autónomas ya se han adelantado en la implementación de esta innovadora medida: el sueño es un atentado contra la productividad, contra el consumo, contra la solidaridad, contra el crecimiento económico. Esto es innegable, y ninguna persona, de bien, se opondrá a tan racional y lógica medida. Además, en horas de sueño, quedará prohibido soñar, por ser  superfluo y, por tanto, antieconómico. Y, soñar despierto, estará aún más penalizado por razones evidentes. Las agencias de calificación de riesgo aplauden la medida. ¡Se despabilen, coño!

En un segundo

En la marmita de mezclar impresiones macera el cerebro todo cuanto percibe. Y, como en una coctelera, se agitan y se revuelven actitudes, palabras, gestos, miradas, facciones interesadas y caras aburridas, despistadas o crispadas, con molestos cristales de sal que no encuentran otro punto por donde brotar. Y todo es de provecho cuando la pasión está calma y se acumula en el alma la desesperanza de aquel tango y la tenue melancolía templada de cualquier bolero. La vida enseña al que la escucha, pero cuánta concentración para escucharla. Y, lo que uno aprende, ni a uno mismo le aprovecha. Lástima.

Empresa pionera

Vendemos estertores, jadeos tenues o escandalosos, ruidos cavernosos de pechos agónicos, sonidos de tripas hambrientas o descompuestas, arcadas con o sin vomitona, pedos de todas las gamas excepto sordos, regurgitaciones, empellones y ventosas de coito, palmadas de azotes o de bofetadas, eructos, hipos, convulsiones sonoras especialmente inconexas,  toses, carrasperas, expectoraciones, estornudos, orgasmos, besos suaves o restallantes, lametones, sorbos, masticaciones, degluciones, escupitajos cargados o salivazos, defecaciones… y trabajamos estos sonidos y otros en cualquier idioma, garantizando su origen natural, con absoluto respeto a razas, nacionalidades y demás hechos diferenciales. Somos una nueva empresa emergente, creativa y pionera en el mercado globalizado.

Txistularis

Impertérritos, ajenos al paso de la gente, que parece alocadamente amorfa, tocan los siete serios acompasados sabiendo el son. Sobrios, tranquilos, como si estuvieran en el prado siempre verde de su aldea con el tiempo parado, interpretan impávidos tonadas heredadas de antaño.
Luego se van pausadamente y formados sin acuerdo previo, entonando religiosamente y con ritmo ambidextro, hasta la Plaza Nueva. Y siguen allí con el txistu y el tamboril ese homenaje suave que parece dirigido a las piedras, ajeno a transeúntes y turistas, y que sólo los viejos parecen apreciar por dentro, sin que nada lo denote por fuera.

6 de enero de 2012

La encuesta breve


Sostienen algunas personas que, con el paso del tiempo, la tristeza se hace una compañía cada vez más asidua, hasta terminar por hacerse crónica.
De este supuesto ignoro si hay datos contrastados pero, desde que lo escuché, observo atentamente las facciones de la gente mayor.
Aparte del sorpresón que tuve, ya hace años, al enterarme de que la arruga era bella, he de reconocer que sus caras no son precisamente el escaparte de la alegría. Así que un día encuesté a un anciano:
- ¿Opina que las personas de la tercera edad tienen la cara triste?
- ¡Mírate en un espejo, gilipollas?

La fidelidad


-        Pues, a mí, me educaron así y así pienso seguir hasta la muerte. Porque yo soy una persona de principios, no un chisgarabís de esos que hoy dicen una cosa y mañana hacen otra. Porque la verdad, sépalo usted, no tiene más que un camino. Y no soy yo uno de esos acróbatas mentales, tan al uso, que emplee la palabra para justificar mis cambios de conducta. Porque esas defecciones, en mí, ni existen, ni existirán. Yo, sépalo usted, soy una persona de fidelidad inquebrantable.
-        Usted confunde la fidelidad con la constancia.
-        Ah, ¿pero es que no es lo mismo?

Recuerdos del puente


-        Un día tu aita, cuando estaba pestuzo, se subió hasta no sé dónde gateando por ese puente y luego no podía bajar y tuvieron que llamar a los bomberos y, cuando lo bajaron, los guardias le tuvieron una noche en el calabozo. Anda, pregúntale.
-        ¡Ahí va!, ¿de verdad, aita?
-        No le hagas caso al tío y vete a jugar con la Begotxu. Y tú, Josetxu, no me jodas, hombre, que el niño me va a tomar por Superman. Pestuzo, sí, pero por Superman, que los críos se lo creen todo.
-        Tan pestuzo que, encima, se te olvidó poner la ikurriña.

27 de diciembre de 2011

Ni positivo, ni negativo: el pensamiento

Pronto o tarde llegamos al convencimiento, cuando no nos llevan a él de un modo u otro, de lo inconveniente que es todo lo que nos gusta. Así nos procuramos la infelicidad privándonos de ello o, haciéndolo, nos mortifican los remordimientos y somos infelices igualmente.
En definitiva, el tiempo pasa y, sin embargo, hay que ver, en la vida, el tremendo trabajo y los esfuerzos que a casi todos nos cuesta el no llegar a ningún sitio.
Y, que conste, que no lo digo por mí que, dentro de un par de horas, me voy de viaje. Caiga quien caiga.

21 de diciembre de 2011

La mirada vieja


Obsesionado por la vieja muerte, camina incansable el cazador buscándola. La aleación de la vida y la muerte no le deja dejar de pensar. El retorno a la ansiada soledad gratuita del quedo monte es una droga que redime de esa soledad ruidosa, adorno de la vida. Inconsciente de que es locura querer ajustar nada con la vieja, prosigue pertinaz, sin un destino. El mismo sol que deshizo la escarcha le dice adiós con su mirada horizontal y, entre el inicio de las sombras, cada vez más frías, vislumbra, en un momento, la mirada quieta con que la muerte mira.

El toque de la siringa


¿Madre, qué toca el afilador?
Va tocando la siringa
y con ella afila al viento
y lo deja más cortante
que el silbido de una sierpe
con sus dientes de diamante.
¿Por qué toca siempre igual?
Porque el viento sube y baja,
baja y sube,
y luego vuelve a bajar,
y la siringa le dice
como tiene que soplar.
¿Y el viento afila cuchillos?
Sólo él los puede afilar,
porque el viento sube y baja,
baja y sube,
y luego vuelve a bajar.
La siringa lo amaestra
y él no se puede negar.
Porque el viento sube y baja,
baja y sube,
y luego vuelve a bajar.

16 de diciembre de 2011

Despedida discreta

Entre cuatro paredes, dos a dos paralelas, pasaron las dos terceras partes de mi vida. Forzosamente tomé sentido de las proporciones y mi existencia tuvo dos tercios de obediencia, rutina, melancolía y hastío. El otro tercio vivo, hoy, gozosamente se ha adueñado del todo.
Estoy agradecido a los que me han querido, pero, recobrando mi vida, he encontrado la calma, y sé que alguno, al despedirme, se ha sentido perdido. No me vanaglorio de nada pues, al final, sólo unas humildes peonías me han acompañado, las flores amorosas de mi ser más querido. Con eso basta.

15 de diciembre de 2011

El diente


Cuando se me cayó el primer diente mi abuelo me llevó junto al quicio de la puerta del patio y con un lápiz trazó en él la marca de mi altura. En ella clavó el diente despacito y, cuidadosamente, escribió la fecha. Los días siguientes acudía ansioso a medirme a la señal hasta que, frustrado, terminé por olvidarla. Ya no hay abuelo, casa, patio, ni puerta y me pregunto si en alguna escombrera estará pudriéndose aquel quicio del diente.
Vivía ignorante de la muerte y mi felicidad hubiera sido superar aquella raya. Pero ni siquiera algo tan sencillo pudo ser.

14 de diciembre de 2011

Madre vieja

Debajo del cascarón de niebla, yace la tierra, cubierta de otra capa recién alumbrada que el color funde con su madre vieja. Entre los robliscos late, imperceptible, el aliento fugaz del monte y, sus seres esquivos, que son misteriosos y cambiantes, parece que se han desvanecido. Algunos santos innombrables, de virtudes hoy desconocidas, devotos sin etiquetar, le permanecen fieles: anónimos anacoretas montaraces, tercos y siempre fugitivos.
En su ensimismamiento, el vuelo sesgado, inopinado, zigzagueante y esquivo de una becada brotando de los ocres muertos, les recuerda que hay, ocultos, otros mundos, mundos concéntricos. Y buscan palabras, pero no las encuentran.

13 de diciembre de 2011

Diciembre

La niebla se dedica a posponer los amaneceres y éstos duran, a veces, todo el día y, entonces, anochece sin terminar de haber amanecido. La gente, que está a otras cosas, no aprecia estos detalles ni le importan. Pero, en estos diciembres de montes ateridos con sus suelos rojos de hojas húmedas y blandas de marojo, el silencio se alía con la niebla y ambos llenan las barrancas ocultas, desiertas y olvidadas de un humo blanco y frío, de un humo que moja al que se interna en él y le hace sentirse dormido, por un rato, en su mortaja.

9 de diciembre de 2011

La emoción

Miro hacia adelante. El abrigazo ajado, gris y pesadote que, como un tonto, he aguantado tantos años se me ha caído de los hombros. De debajo, ha salido la alegría nueva y elástica de un perrillo. Casi me han dado ganas de acariciarme detrás de las orejas. El futuro es un traje gratuito, a estrenar, con zapatos de suelas intactas y blancas, de tocino, una promesa de pasos ansiosos, de caricias airosas de seda, de espacios perdidos esperando. Esta vaharada nueva ha empañado el retrovisor de mi vida. ¿Y qué le importa a nadie, si no me importa a mí?

2 de diciembre de 2011

Filósofo de barra americana

-Mira, un hombre, que sea hombre, tiene que querer a mil mujeres.
-Bueno, y una mujer, supongo, que también puede querer a mil hombres.
-Lo has dicho muy bien: puede, pero ella no quiere querer a mil hombres, quiere querer a uno que la quiera: el instinto del nido.
-Y los hombres, ¿no lo tenemos?
-No señor, el único instinto del hombre es el del apareamiento. Y por eso, no por mero gusto, andamos por ahí desatalentados.
-Pero las mujeres dicen que somos esclavos de nuestra entrepierna.
-Ellas son las que quieren esclavizarnos a su nido.
-Me deja usted de piedra.
-Como lo oyes.

1 de diciembre de 2011

El sacabocados

Palabras que abandono al aire llenan mi vida.
Y, a la vez, la vacían de vértigo
y, de su propio vacío, la liberan.
Por su enunciado se me escapan
los sentimientos tristes,
esa ciénaga de lugares comunes,
sin formal importancia,
que acaban por amolar el alma.
Y me pregunto si sería el mismo
si no anduviera tan enzarzado
en mis enredos de palabras.
Ando colgado de ellas,
pendiente de su aguja viciosa,
afilada de tinta y de tics eléctrónicos,
que me hace depender,
como de la respiración,
del significado y el sonido
de su  poderosa alma invertebrada.
De todo lo demás ya dudo.
Y las restantes cosas bien me espantan.
Vivo cosido, dia a dia,
a los agujeros que en mi piel taladra
el sacabocados hambriento de la palabra.

Sobre la marcha

Las dos mujeres subían animadas por la Calle Mayor.
- Y, ¿se presentó ayer?
- Sí, hija. Cuando menos lo esperaba.
- ¿Te hablaría al menos de la separación y discutiríais lo de la niña?
- Que no habló nada, sólo actuó.
- ¿Cómo que no habló?
- Lo que oyes. Ni pun de la niña, ni de nada.
- Pero, entonces, ¿a qué vino?
- Mira, no lo sé. Pero, eso sí, me echó un soberano polvazo de media tarde y me quedé como nueva y, claro, sin palabras.
- No lo entiendo.
- Ni yo tampoco, pero, ¿qué habrías hecho tú?
- ¡Ay, chica, yo qué sé!

29 de noviembre de 2011

Y yo más


Paso la vida defraudando a la gente y ya, de viejo, con más descaro. Porque, en el fondo, tanto me da que me quieran o no, que me alaben o me vituperen, porque lo que se vive no puede compartirse aunque se quiera. Porque ya es uno granado para buscar, en corazones ajenos, las esperanzas que no anidan en el propio y porque escribir, qué coño, es decir lo que a uno le peta sin ese diseño, buena fe y exquisitas maneras, tan de moda, por ese prurito que tenemos todos de demostrar lo mucho que sufrimos.

25 de noviembre de 2011

Ternura


La ternura es cosa olvidadiza porque nada nos va en ello y porque es un gesto fugaz en el que nos encanta dejarnos ir, sin compromiso, pero sintiéndonos el alma generosa. A nosotros no nos bastaría una caricia, porque somos remisos al compadecimiento gratuito ni, si mediara ofrecimiento, dejaríamos al filántropo irse de rositas. Así, cuando en la calle topamos con una mujer amamantando, no es normal la caricia. Impera la prudencia y la mirada extraña y, a lo sumo, una llamada a los servicios sociales del Ayuntamiento y, a veces, muy dignamente revestidos con esa indignación tan aprendidamente cívica.

Como a un pelele


Tenía una vieja parcelita cultivada con unos cuantos surcos de tímidos cogollos de “cuánto lo siento”, de flores mustias de “no me digas”, de avergonzadas frutas de “parece mentira” y de gruesos tubérculos de “no hay derecho”.
Pero los modernos jardineros me espetaron que olvide cultivos tan arcaicos y que, en su lugar, plante esquejes de “esto es lo que hay”, amapolas de “sin complejos”, cardos cabezones de “se hará lo que haya que hacer” y bellotas de “estoy aquí para arreglar esto”. Y, sin permiso, me han tirado la tapia del huerto y me han metido las apisonadoras. Sí.

24 de noviembre de 2011

La verdad

Ingrata con quien la menta,
irrita a quienes les roza,
desmadeja las conciencias
y amarga en la misma boca.
Si a todos duele y enoja,
por simple y por pertinaz,
mal afán tienen algunos
en conocer la verdad.
Si tú no le tienes miedo
y prefieres no ignorar,
vete a su encuentro, valiente.
Tal vez, te sorprenderás.
Verdad y desconfianza
hacen siempre malas migas,
si quien duda no confía,
¿de qué sirve la verdad?


Come on and rescue me

- Tío Pío, que dicen los del mercao que la gestión del ajo y la alubia que usted implementa es inoperante y, su modo de apacentar, contrario a tendencias y que, de seguir asín, se estrangulará su crédito. Bueno, si el tío Macario, un suponer, no le rescata antes de Navidades.
- ¿Rescatarme a mí el Macario, ese mangante, ese cacho carne con ojos? Mira, Cirilito, diles a los bandidos esos del mercao que como baje a la plaza con la cachava les voy a dar rescate, ¡cagüen diole!
- Huy, tío Pío, ¡cómo se le va a disparar la prima de riesgo!

23 de noviembre de 2011

Establés


Los recuerdos. Hasta los recuerdos se resquebrajan. El tiempo es el mayor de los insolentes, pues su respeto no existe. El tiempo terco parte las piedras. A la una,  a las dos y a las tres. Bueno, todavía no, falta un poquito. Que aún colorean las pintas de la trucha y no se confunde a la rosa con un repollo. Pero, eso sí, Domingo Alonso desató el burro de la argolla y se alejó con él para siempre de la puerta. Que no quiso esperar a las tres en Establés.

17 de noviembre de 2011

Con ciencia y conciencia

El profesor se creía bueno en lo suyo. Era vehemente en sus explicaciones, mostraba interés en ellas y denotaba que creía en su trabajo. Tan centrado estaba en ello que, Andrea, la muchacha que no entendía aquella cuestión pese a sus esfuerzos, rompió a llorar. El maestro se quedó perplejo. Primero se disculpó por, tal vez, haber empleado un lenguaje tan directo e impositivo que asustara a la muchacha; luego pensó que quizás ella tuviera otros problemas personales, ajenos a la materia.
Despertó pesaroso al día siguiente: quien, enseñando, hace llorar al que quiere aprender no podía tener razón.

6 de noviembre de 2011

El valor de la educación

A la verdad, tantas veces mentada, no la reconozco y creo que, sólo alguna vez, la intuyo. Es la verdad perrillo encadenado al que, por cualquier medio, se le traza un recorrido. Como el aire, la verdad, parece cosa transparente pero, al contrario que éste, innecesaria. Con el tiempo conoces personas viciosas del dinero, del poder, del alcohol, del sexo o de otras cosas, pero esta sociedad avanzada y moderna, tan democrática, paciente, culta y moderada,  da en hacernos a todos viciosos de la pantomima. Porque la educación formal no es ya un valor, es, principalmente, una forma de proselitismo.

4 de noviembre de 2011

Inesperadamente

Hoy, sin anunciarse, como suelen hacerlo, del invierno en que yacen las palabras heladas, han venido a visitarme algunas conocidas. Todas son viejas sementeras del miedo, del desamparo y del desasosiego y, sin embargo, prefiero no citarlas, porque sé que no es bueno regodearse con malas compañías, porque todas son hijas y, como poco, nietas de esa gran matriarca de las palabras frías a la que vamos sin quererlo y, en cuyo seno inhóspito, nos negamos a pensar por amor, optimismo o ciega fe en la vida. Y quiero conjurarlas, pero soy incapaz de sustraerme a su corrosión muda.

3 de noviembre de 2011

Achicado

La perra Tiqui pesa cuatro quilos. Mirándola corretear gozosa por el campo, me senté en una piedra. Ella se metió entre mis piernas, se me subió a los muslos y, desde allí, se encaramó a un hombro y luego, de un saltito, se subió a mi cabeza. Se sentó en la almohada mullida del sombrero de lona y escudriñó el horizonte.
¿Qué mirará la perra?
Mire lo que mire, se las ha ingeniado para que su mirada esté una cuarta por encima de la de mi cabeza. Y me quedé sorprendido del gesto de esa pizca de perra. Achicado quedé.

Grecia, cuna de la democracia

Mientras llueve, sentado al cobijo de una encina cuyas ramas cansadas de lluvia ya gotean, veo pasar las nubes deshilachadas en agua. Y nada puedo hacer para que la encina me proteja y, menos aún, pedirles a las nubes que lo dejen. Y el agua, del cielo o de la encina, cae mansamente sobre mí. Y me digo: si de lo que cae sin intención de hacerme daño no puedo protegerme, qué podré hacer contra los designios de los hombres que gobiernan a su voluntad tierras y vidas. Democracia, con perdón, es el nombre de un fruto engañador.