28 de abril de 2010

Oficio y vocación

Consideraba a sus colegas pobres de oficio porque habían hecho uno de la pobreza y ningún otro, más que ése, conocían. Había que considerar, sin embargo, su excelente cualificación, pues habían aprendido a obtener lo necesario cotidianamente, y aún para vicios, en menos tiempo que suena un cimbel. Mas no les envidaba por eso. Pues, aunque virtuosas de la haraganería, eran personas sucias, viciosas en general, y carecían del mínimo sentido práctico que les permitiera, no ya gozar, sino siquiera percibir, alguna de las hermosas simplicidades que la vida de un pobre, vocacionalmente entendida, podía regalar a quien supiera apreciarlas.

26 de abril de 2010

El tiempo roto

¿Cómo voy a decir que os desprecio? Me desprecio a mí mismo por pensarlo. ¿Dónde está la gente de entonces? Es fácil explicarlo. De unos me separaron intereses; de otros, la incomunicación y la distancia; de aquéllos, los criterios de nuevas compañías; de éstos, las ambiciones en la sombra; de algunos la muerte; de todos, el acontecer de la existencia que a cada cual le aconseja al oído dónde estar y qué hacer.
Solo, en la terraza de aquellas bohemias compañías, ya no tiene sentido, como entonces, tomar copas y hacer añicos, entre risas, los vasos contra el suelo.

23 de abril de 2010

El oficio de la nada

Los relatos cortos le cuadran a cualquiera y le llevan un rato. Cuanto más contundentes sean, parecen más ciertos; cuanto más comunes, más razonables; cuanto más torturados, más sugerentes; cuanto más extraños, más inteligentes y profundos… Y, sin embargo, el placer de escribir no conoce límites. Aunque sea como tirar piedras al agua para comprobar que siguen sin flotar. Es el oficio de la nada. Y, sin embargo, se escribe desinteresadamente. Debe ser un vicio, cosa de habituados, de colgados, de politoxicómanos que necesitan escribir cualquier cosa para quitarse el mono o buscar la compañía, al menos, de sí mismos.

19 de abril de 2010

Seres predecibles

Los niños, al contrario que los adultos, pasan a tu lado y, aunque te miren, no te ven. Los niños, carentes de nuestro total adiestramiento, ven sólo su mundo y tú no formas parte de él. Los niños tienen mucho de animal salvaje y primitivo y, su pensamiento, no está poblado aún por nuestras creencias amojamadas. Son propiedades que, radicalmente, nos empeñamos en quitarles, como si nos ofendieran profundamente. Luego, cuando, con el paso del tiempo, sean asimilados por nuestro mundo y educados en sus usos, te dirán buenas tardes y se convertirán en seres predecibles, como lo somos todos.

18 de abril de 2010

Alegrías de agua

-Si supieras cómo te quiero, no te alejarías un instante de mí.
Ella contestó:
-¿Por qué me robas las palabras?
Estuvieron un rato en silencio. Se miraron. Ella, suavemente, desvió los ojos hacia un espacio indefinido. Él vio rodar dos lágrimas largas, silenciosas, por sus mejillas.
-¿Por qué lloras?
Ella dijo:
-Alegrías de agua que me salen por los ojos.
Luego se cogieron las manos como lo habían hecho, miles de veces, en treinta y tantos años pero, esta vez, aún más convencidos de lo dicho.
Pensaron que, quizás, la fe en el desamor rige también lo contrario. Sí.

17 de abril de 2010

El Puta Parió

Conozco muchos restaurantes. A uno le gustan esos establecimientos. Sus nombres te evocan cosas. Los hay castizos como “Casa Víctor”, evocadores como “Amparito Roca”, familiares como “Los Labradores”, clásicos como “Botín” o “Asador El Frontón”, cursis como “La Morada de María”, graciosos como “El Dómine Cabra”, famosos como “Casa Lucio”, con sueños aristocráticos como “Lhardy”, o populacheros como “El Atascaburras” y “O Fartabrutos”, pero, en un pueblecito de La Vera, concretamente en Jarandilla de la Vera, encontré éste de difícil clasificación. Se llama, así como suena, “El Puta Parió”. Sin más. A ver de qué pan cortas sopa.

16 de abril de 2010

Hijo, si eres tonto, qué culpa tiene nadie

Hay gente muy dada a ayudar a cualquiera. Un día descubrieron a aquel desvalido anglosajón. Les pidió ayuda en su balbuceante castellano. Al verle perdido, en busca de fotos, datos e historias, le ayudaron desinteresada y caballerosamente. Realizó un gran trabajo que, por supuesto, se adjudica: una recopilación de todo lo que unos cuantos incautos bienintencionados le proporcionaron. Ahora da a entender que ha visitado todos los lugares, que las fotos son suyas y que es producto de su indagación todo aquello de lo que le informaron. Y, además, misteriosamente, ya no contesta nunca a los correos de los antiguos asesores. ¿Para qué?

14 de abril de 2010

Un respiro

Uno, entre tantas palabras, camina aturdido últimamente. Piensa, sorprendido, que le gustaría ser un adorador de los árboles. Se recrea, a menudo, en la soledad de los horizontes. Mira, atónito, la sobrecogedora calma de los paisajes. Se llena, apaciguado, de la entidad benéfica de todo ese silencio y de esa luz sedante que sólo existe fuera de las ciudades viciadas. Descubre, inesperadamente, que los animales salvajes, ajenos a todo menos a vivir, se siguen revolcando en las charcas. En cierto modo, casi fugazmente, les envidia. Y se dice, recuperando esperanzas, que siempre hay cosas por las que merece la pena respirar.

13 de abril de 2010

Distancia siempre

La posibilidad de combinar infinitamente las palabras nos persuade de que cualquier cosa puede describirse, de que cualquier sentimiento puede comunicarse e incluso desmenuzarse, de que, para ello, sólo tenemos que ser lo suficientemente finos. Seguramente ocurre esto por ese axioma, en el que confiamos, de que todo es agregación de cosas simples y que, de lo sencillo, se va a lo complicado. Sin embargo, ¿cómo tocar con las palabras a quien te odia o cómo tocar a quien te quiere? Y llegarles a decir, a unos y otros, que ni tan lejos ni tan cerca te tienen.

12 de abril de 2010

Cae la tarde

Mientras muere la tarde, los niños juegan en el parque. El aire desinteresado acaricia todo con su palma mullida de algodón templado. Se oye el ruido insultante de una moto, canto mecánico y retador de un bípedo en su primer celo adolescente. Una niña menuda, errante y transparente, inasequible a todo, habla a los patos. Los árboles se hacen también presentes por su sombra callada, muy alargada ya. La niña se va al rato, gazapeando de acá para allá. Callan los patos. Las madres se incorporan y, esponjosas, recogen a los niños. Y yo me duermo con los ojos abiertos.

9 de abril de 2010

El respeto a los ciudadanos

Cuando los políticos se amparan en la presunción de inocencia, los jueces en la independencia judicial y los periodistas en la libertad de expresión, para disparar a donde les conviene; cuando los nombres de organismos nos agobian: Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Supremo, Audiencia Nacional, Tribunal Constitucional… haciéndolo todo más confuso, sería bueno que los ciudadanos recordásemos que somos nosotros quienes pagamos tanta fiesta y es ante nosotros ante quien tienen que responder todos, y no tuviéramos, por el contrario, esta sensación de indefensión y de fraude, esta idea de estar perdidos y esta convicción de estar siendo burlados permanentemente.

8 de abril de 2010

Parar el pensamiento

El hombre que aprendió a parar su pensamiento se percató de que no es necesario escribirlo todo junto; que a una afirmación le sucede otra; que, así, las cosas se entienden mejor; que mezclará el lector; que la prisa es mala y peor la ira; que nadie acota el tiempo de escritura; que la hoja virtual del ordenador es mayor que nuestra vehemencia.
A mí me gustaría, cuando escucho, saber parar mi pensamiento. Pararlo cuando en él se acumula lo que voy intuyendo de políticos, jueces, periodistas, empresarios… pero, desgraciadamente, me es imposible conseguirlo porque la indignación derrite, irremediablemente, mi serenidad.

6 de abril de 2010

Cáncer

Desde la era donde, de pequeño, divisaba mi ciudad, hoy es imposible hacerlo. Cortinas de edificios cierran el horizonte. He de marchar lejos y ganar altura; salir a campo a abierto y subir a una ladera o a un teso. Desde allí observo que la Naturaleza sigue aparentemente como siempre. Sin embargo la ciudad, siguiendo las leyes del hombre, que de naturales tienen bastante poco, se extiende sin descanso. Y me da la sensación de que esos crecimientos constantes y anárquicos son contranatura. Que los hombres somos, en realidad, sin saberlo y sin pensarlo, el cáncer de la Tierra.

26 de marzo de 2010

El centro de mi ciudad

El centro de mi ciudad es de juguete; sus distancias, de niño. Por las irregulares calles, sinuosas, estrechas y viejas, los recuerdos juegan al escondite. Gritos mudos de niño anidan en todos los aleros, chillidos de vencejo en las rendijas, arrullos de paloma en los tejados. Las casas del centro están vacías. El centro de mi ciudad es un corazón que se ha parado cuando nadie lo veía, cuando todos estábamos de espaldas, mirando absortos a la modernidad. El centro de mi ciudad es un convento laico abandonado, un vertedero de recuerdos, otra veta dorada lista para el olvido.

21 de marzo de 2010

Chamán

Me dijeron que veía el aura. Que a fuerza de cursos y maestros podía llegar más allá que el común de la gente. Y yo, que admiro el chamanismo, como casi todo lo que se sale de este charquito en el que chapoteamos tan contentos, me dije que no podía ser. Que el chamanismo era una alternativa, justamente, porque esta sociedad no podía asumirlo, que, era lo que era, porque aquí, en esto nuestro, no cabía. Pero no, me aseguran que el estómago de la gran babosa puede digerir, no sólo al chamanismo, sino cualquier otro poder. No les creo.

13 de marzo de 2010

A Miguel Delibes, con cariño

Querido Miguel Delibes:
Hoy he sabido que te has muerto. Contigo se han marchado mis personajes más queridos. He sufrido la muerte anunciada de mi tiempo. Tu desaparición me ha hecho más viejo de repente. Hay muchos autores en lengua castellana, pero tu muerte, deserción obligada, nos deja a muchos casi abandonados, nos deja sólo con la compañía de la tierra desierta y con el huérfano recuerdo de aquellos personajes que por última vez dieron vida al paisaje castellano.
He vivido la desaparición de grandes literatos pero, sólo la tuya, me ha dejado la impresión de un desvalimiento sin medida.

10 de marzo de 2010

Corregir

Me cuesta corregir. Inquirir es cansino. Me atosiga recorrer aburridos caminos sobados. Lo nuevo huele a esperanza de alegría; lo pasado, a tierra apisonada. Corregir es martillear un hierro frío; descubrir, a veces, que ni guardas recuerdo de lo escrito; cerciorarte de que perdiste los sitios donde estaban los cuadernos viejos; recorrer cementerios de letras; ver tus despojos incorruptos; maquillar frases; pintar de rimmel alguna coma nueva; podar ramas en las que las palabras echaron yemas sin mesura; cercenar boludas reiteraciones… Todo, en resumen, es como dedicar miradas de compromiso a un viejo conocido que, para colmo, eres tú mismo.

9 de marzo de 2010

Movimiento geográfico de liberación

Vivía convencido de que el azul del cielo era vapor de pensamiento; la tierra sedimento de deseos; y el agua era un debate inacabable, en olas permanentes y voluntariosas, entre el anhelo de levitar al cielo y el lastre esclavizante de la tierra pesada. El viejo sol admiraba a las tenaces aguas y hacía de ellas sutiles vapores diurnos, pero la astuta tierra se giraba y su amiga, la luna, devolvía con su gélido aliento el agua fugitiva a su morada. Y, el líquido, enfurecido, golpeaba sin descanso la tierra, pero ésta resistía sus envites y nunca jamás lo liberaba.

8 de marzo de 2010

Ciudades grandes

Las ciudades grandes hay que visitarlas antes de que te hastíen. Luego, ya todo se repite. La familiaridad quita misterio. Al hostelero, en cuanto se relaja, le sale su afable acento gallego que antes mantenía a raya, quién sabe si por timidez. El dueño del asador vasco, donde el pescado es exquisito, resulta que no es vasco sino que es de un pueblín pegado al tuyo y ya no sabes si volver, pues encuentras la misma familiaridad que en tu barrio y, todo lo nuevo, deja de serlo enseguida y se vuelve usual, ajado, rutinario y prosaico como la vida.

6 de marzo de 2010

El pensamiento no determinado

Algunas veces pienso que el objetivo de nuestra sociedad es formar seres anormales. Personas que sepan mucho de economía, de derecho, de física, de psiquiatría… pero carentes del sentido de lo universal. Así, sólo unos poquitos genios escaparían cada generación de tal aprendizaje.
Probablemente, cuando la humanidad evolucionó, hubo de elegir una línea entre las muchas potenciales y, luego, por ahí ha seguido, olvidando, por la economía en el esfuerzo que exige lo breve de la vida, otras posibilidades indeterminadas. Siempre me he preguntado qué hubiera ocurrido si hubiéramos seguido otra línea distinta o, si en un futuro, podremos hacerlo.

3 de marzo de 2010

Disfunción sobrevenida del ego

Escribir en la pequeña libreta era casi como hacerlo en las alas de una mariposa. Mejor aún, como si aquellos rasgos diminutos fueran trazados sobre el mosaico ordenado de los ojos compuestos de una mosca o sobre el tejido celular, perfectamente poligonal, de la muestra de un alga microscópica. Ala de mariposa, ojo de mosca, tejido vegetal al microscopio… y todas esas cosas, sin embargo, le parecían inconmensurables al lado de la diminuta importancia de los seres perdidos, en mitad de la frágil existencia.

2 de marzo de 2010

Es de justicia

Hundidos en la recesión económica, se evidencia paulatinamente que sus enmascarados culpables han sido los trabajadores y los pensionistas. Evidentemente, en un estado democrático y de derecho, no han de escapar sin expiar sus culpas: abaratamiento de la contratación, reducción de salarios, prolongación de la vida laboral, disminución de las pensiones, recorte de las prestaciones sociales… para empezar. Y es que, si pensaba este hatajo de inútiles que iban a salir impunes, lo tienen claro. ¡La justicia es inexorable!
Banqueros, financieros y empresarios, prohombres ajenos a la crisis, han visto su dolor mitigado. Pagará quien lo merece. Como siempre.

14 de febrero de 2010

Sobre Haití y otros lugares

Esta tragedia mansa y lejana, que es la vida, nos vuelve supersticiosos con los años. Es mansa porque se aproxima sin anunciar peligro y lejana también porque se observa en otros, porque acude tan lentamente que nunca la percibes lo suficientemente cerca. Y, aunque la tengas en el puño, aún supones que te harás con ella, que te acostumbrarás como a todo. Y, por el miedo, la superstición nos encauza al supuesto refugio de dios. Sin embargo, cuanto veo, pese a incrementar mi soledad, rechaza más la idea del ente al que se supone autor de toda esta chapuza.

9 de febrero de 2010

Ocurre

Quizás los demás sean los demás porque nunca suelen hacer lo que uno espera de ellos. Por el contrario, conseguimos ser nosotros mismos a medida que logramos hacer lo que deseamos, pese a lo que se espere o suponga de nosotros. De este modo, casi continuamente, unos y otros defraudamos sistemáticamente a quienes nos rodean.
Vivir así no es agradable, pero vivir de otro modo puede que no merezca siquiera el nombre de vida. Por eso, además, encontrar alguien que te quiera, en mitad de este maremágnum y bajo tales premisas, es un milagro. Y, sin embargo, ocurre a veces.

7 de febrero de 2010

El don de la exclusividad

El don de la exclusividad pertenece a los enamorados. Éste rechaza de por sí cualquier intrusión, e incluso puede percibirla como ofensa. Las personas posesivas pueden creerse permanentemente enamoradas. Pero el sentido de la posesión es otro. Para empezar, ya no es dual ni es inherente a nada, si acaso a la materia o a los cuerpos, que materia son. Sin embargo, la exclusividad va incluida en el enamoramiento, en su paquete de accesorios, y no es voluntaria ni prescindible. Quien lo sabe comprende que, cuando se ha perdido, lo que hay es ya otra cosa.

6 de febrero de 2010

El ave asustadiza

Recostado en el sofá se dejaba acariciar por la luz suave del sol que filtraban las cortinas. Miraba las cúpulas oscuras y quietas de los árboles recortarse ante el cielo calmo, de azul mudo. Le invadía la contemplación y la indolencia. El instante le pareció potencialmente eterno. Estuvo a punto de dormirse en él.
El ave asustadiza de la serenidad levantó el vuelo. El brutal ruido del tráfico, oleaje artificial e incesante, momentánea y extrañamente ignorado, le penetró súbitamente. Y todo se desmoronó como en una pesadilla. Pero el horrible fondo le reveló despacio quien tenía la culpa de todo.

2 de febrero de 2010

Hijos de puta

El cuerpo me ha pedido siempre definir a algunos políticos con el título de este artículo. Pero, mi natural mesura y la cortesía en que me educaron, siempre lo ha impedido. Sin embargo, escuchando a doña Esperanza Fuencisla Aguirre y Gil de Biedma, Presidenta de la Comunidad de Madrid, licenciada en Derecho, Condesa consorte de Murillo, Dama del Imperio Británico, ex Ministra de Educación y Ciencia, ex Presidenta del Senado y más cositas, llamar con tal apelativo a un político correligionario suyo, he comprendido, sin necesidad de más explicaciones, que, lejos de la exageración, no andaba yo muy desencaminado.

1 de febrero de 2010

Capitalismo militante: luchando por la mierda

Al grito de: ¿Quién quiere un cementerio nuclear? Se han lanzado varios municipios a la carrera, ¡tonto el último!, para ver quién se lleva la caca atómica a la huerta del abuelo, que dan una pastizara y trabajo también. ¿Riesgos?, ¿qué riesgos? El riesgo es ser pobre. La basura de altura tiene una seguridad, oiga, y hasta una categoría, ¡qué cojones!
Pero, ¿pueden los municipios decidir tales cosas? ¿No han de poder?, y los particulares, si tienen una buena finca, ¿por qué no?, que aquí existe la propiedad privada y hay, o sea, una libertad, que aquí no somos comunistas.

27 de enero de 2010

Artesanal

Vuelvo a escribir a mano. La letra pequeña y minuciosa de los trazos me hace escribir de otra manera: artesanalmente, tipo cuadernos Rubio de caligrafía, como cuando aún se escribía con plumilla.
Al lado bits y bytes, abejas de la tecnología, zumban incansables en su colmena de plástico, enfebrecidos en sus panales de silicio, refrigerados por ese ventiladorcito que impide que se mueran.
Mientras, los rasgos silenciosos, dejan sobre el papel las huellas de otro bullicio sordo que, desde mi cabeza, desciende despacio sobre él, tomando la forma de las letras que da a luz el vientre de una pluma.

26 de enero de 2010

Con poquito me arreglo

Aparte de escribir, apenas alguna cosa le importaba. Su trabajo, un enredo; su tiempo, un pasatiempo; su salud, cosa vana; su dinero, agua en una cesta. Escribía cosas para ella, tranquila alberca de todas sus palabras.